José Antonio Rodíguez. Asesor Fiscal.
Haber sabido canalizar, cristalizar, incluso hacer catarsis de esta situación, llevarse todo el mérito, conseguir que se hable continuamente de uno mismo, tener incluso más de una cadena de radio y televisión ‘de cabecera’ siguiéndole a donde fuera, bien Madrid o en de Quito (Ecuador), permaneciendo impasible ante sus muchos detractores acusándoles de vender humo, de fantasiosos e irreales, solo merece un calificativo: ¡Chapó!
Nos parecían el sarpullido lógico de una situación de crisis en la que ha habido que solucionar los desmanes, el café para todos, el endeudamiento sin límite, la falta de rigor presupuestario, el incremento del desempleo en la que la inmensa mayoría de la clase media, la gran conformadora de nuestra sociedad que ha tenido que soportar más impuestos, menores salarios, más restricciones y menos prestaciones.
La suerte les acompaña en esta casi tormenta perfecta, en la que escándalos de corrupción aparecen como un ramillete de flores y en cascada, un día tras otro, implicando a políticos de casi todos los palos, y a otros que tuvieron responsabilidades en otros tiempos.
Todo ello aderezado con una recuperación que va a ser más lenta de lo esperado porque el entorno europeo está desanimando tanto a los que apoyan a PP o a PSOE, pues no les ven ya como una solución.
A los analistas políticos se les llena la boca repitiendo que estamos ante el fin de una etapa y el inicio de otra, pero que la primera no acaba de morir, ni la segunda de nacer.
Si analizamos sus propuestas y planteamientos seguro compartiremos más del sesenta por ciento, pero a esta clase media silenciosa la que se encuentra en el mundo real, que no cree en un papá estado al estilo chavista, impensable e inaceptable en Europa, que está acostumbrada a pagar impuestos, a que sea su trabajo y dedicación los que marquen su retribución, que está dando mucho más de lo que recibe, alertarla sobre que sus planteamientos son una gran mentira, un pufo impresionante , que más allá del café para todos y que los ricos paguen más(lo vengo oyendo desde que tengo uso de razón), no hay nada más que sea posible ni aplicable , que no os seduzcan con sainetes repetidos y ya casi monótonos.
Nuestro país, mal que les pese, no se encuentre en una situación equiparable a la de Italia hace años en la que la corrupción del Estado era total y que no hubo más remedio que comenzar de cero, sin olvidarnos que lo hicieron sin salirse de Europa y respetando las reglas del juego.
Continuemos creyendo que la mayoría de los políticos actuales son honestos y serios, latinos como todos nosotros, pero gente de bien, que les gusta la política y lo que hacen. Unámonos en la tarea de obligarles a que cambien radicalmente muchas cosas; ahora bien no podemos consentir que estos manipuladores y advenedizos se erijan solución, pues de nada habrán servido esfuerzos y trabajo.