José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Visto lo visto, en más de una ocasión el señor Pujol tuvo que decir esto al referirse a sus asuntos personales, a su patrimonio y a las actividades económicas de todo su clan que hoy están en el ojo del huracán.
Corría el año 1980, era primavera y los catalanes acudieron a las urnas a votar el primer parlamento autonómico de la democracia. Ganó sobradamente, con cincuenta escaños aliado con Uniò. Fue nombrado President el señor Jordi Pujol i Soley, médico y nacionalista. Hace treinta y cuatro años.
Falleció su padre en septiembre del mismo año y parece que parte de la herencia legada estaba fuera de España, en Andorra concretamente.
Ya se sabe, unas cosas traen a las otras, hombre, ahora no es pertinente, la situación política es delicada... qué van a decir los de Madrid, y así fue pasando el tiempo.
Durante veintitrés gobernó y su prole fue creciendo, dedicándose unos a la política y otros a actividades económicas que al parecer gozaron de los favores de quienes les rodeaban para progresar más allá de lo que pericia y buen hacer conllevan.
Los millones (de Euros) que la familia parece haber manejado se han multiplicado de un modo vertiginoso y los signos externos también: coches de lujo, alto tren de vida y mucho dinero en efectivo que se llevaba continuamente al vecino país de los pirineos. No vayamos a creer tampoco todo lo que uno una ex pueden decir, porque ya se sabe donde hubo amor... y aquí se debe imponer la presunción de inocencia, no del delito confesado ,sino del resto que estos días aflora por todas partes.
¿En cuantas ocasiones se habrá planteado el señor Pujol regularizar esta situación? No lo sabemos, aunque por los indicios existentes, y las actuaciones llevadas a cabo posteriormente, algunas con gran torpeza, como la de poner dos querellas en Andorra, personalmente creo que en ninguna.
Todo parece indicar presuntamente que venía de familia el tema financiero y las prácticas frecuentes en la década de los setenta de quienes preferían tener parte de su dinero a buen recaudo, no fueran a venir los comunistas y se lo volvieran a quitar.
Los impuestos no parece ser que fueran el motivo, ya que el sistema tributario español en esos años existía más en el papel que en la realidad; el señor Borrell con Lola Flores en el banquillo de los acusados no había llegado todavía.
Hoy es noticia el rumor de si acudirá al parlamento a dar explicaciones. ¿Para qué? ¿Lo han hecho el señor Matas, que fue ministro y cuyo cargo se equipara al de un presidente autonómico o el señor Bárcenas?
Hay dos procedimientos en marcha, abiertos por un juzgado de Barcelona y por la Agencia Tributaria y son los ambos los que tienen que actuar con diligencia y rapidez en la medida de lo posible.
Tengamos la fiesta en paz, es un ciudadano más, el tiempo de rectificar ya le pasó, ahora como a todos solo le toca dar explicaciones y asumir las consecuencias.