José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
España es el segundo país del mundo occidental en víctimas por actos terroristas de origen islamista; el 11-M fueron asesinados más de 190 compatriotas, gentes de diversas condiciones, situación económica y que aquel día se dirigían a trabajar o a estudiar.
Además del dolor, de la condena, del sentimiento de impotencia y rabia difícilmente contenida, coincidimos mayoritariamente en que aquella barbarie cambió la reciente historia de España. Las elecciones generales que se celebraron tres días después tuvieron un resultado que días antes resultaba del todo impensable. Se castigó al partido gobernante por la alineación clara con Estados Unidos e Inglaterra y la participación y envío de tropas en diferentes frentes bélicos
En los últimos días dos periodistas americanos han sido ejecutados por los yihadistas, terroristas islámicos y parece que no va a acabar ahí la cosa. Se han instalado en Siria, tienen secuestrados a un número importante de periodistas por los que piden rescate y ejecutan, chulescos y amenazantes.
Eran ambos "Free lance", periodistas que no son enviados de ningún medio de comunicación, o al menos no están en sus plantillas, sino que trabajan para diferentes medios. No quiero creer que esta circunstancia motiva el que no hay por parte de los poderosos medios de comunicación americanos una presión brutal para que se produzca una intervención masiva por tierra, mar y aire y aunque no los elimine definitivamente, si vean que con la vida no se juega.
Para acabar de arreglarlo resulta que los terroristas más virulentos, asesinos y radicales no tienen origen sirio, afgano o libio, sino europeo. Han sido educados en Europa, con la permisividad, el respeto a las creencias y la libertad de actuación que nos caracteriza.
Craso error, pues parece que hemos dado la espalda a una realidad que se ha gestado en los últimos años: permitir la existencia de grupos radicales, caldo de cultivo de terroristas, que amparados bajo la libertad religiosa han campado por sus anchas.
Resulta que hay cuarenta o cincuenta yihadistas de origen español, otros tantos franceses y no digamos ingleses. Somos culpables de esta permisividad, de darle muchísimas vueltas a temas menores con los que han conseguido distraernos, como si pañuelo si o pañuelo no, legalidad del burka, etc. etc.
Al inicio del tercer milenio, cuando ya se había producido la caída del muro de Berlín, finalizada la guerra fría y el peligro nuclear que conllevaba ,opiniones cualificadas pronosticaban que este terrorismo llamado hoy yihadista o como queramos llamarlo iba a suponer una de las principales amenazas para occidente. Han pasado pocos años y lamentablemente los hechos lo confirman.
Tolerancia cero, no podemos dar la espalda a los ‘guetos’ creados y a lo que allí se cuece, pues no hay que olvidar que las aguas de España limitan con las de Libia, tenemos más cerca de lo que creemos esta realidad y la posibilidad que seamos considerados objetivos o al menos vehículo para conseguir sus fines, amén de suministrar terroristas.