José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Llegó septiembre, el temido mes de la vuelta al cole, este año antes y con calor, mucho calor que ha llevado a representantes de la comunidad educativa a emitir declaraciones propias de haber padecido una insolación mental.
Soy conocedor de sus competencias, de sus responsabilidades y por ende de sus facultades, pero desconocía por completo sus atribuciones en materia climática; he descubierto que tiene potestad no solo sobre el número de alumnos que debe haber en un aula sino también sobre la cantidad de grados Celsius, que la responsabilidad del mayor número de ellos al inicio de este curso es suya y que además todo eso es el castigo por haber comenzado las clases una semana antes.
Resulta innegable y obvio para los representantes de sus empleados que ese adelanto les ha supuesto unos grados más pero de estrés, claro y así no. Comenzar a trabajar el uno de septiembre como cualquier hijo de vecino es duro después de un largo y cálido verano de asueto, que comenzaba para ellos como muy tarde el ocho o diez de julio; normal que se revuelvan porque tienen calor, mucho calor y es Ud. la única responsable, pues los catalanes, esos sí que saben, han comenzado el quince de septiembre conciliando la vida laboral y familiar y potenciando el turismo autonómico, no como nosotros pandilla de descastados.
Complicada y dura comenda la que asumió, difícil y complicada la casa donde cada uno tira para su lado y "ya lo arreglarán los de Valencia". No le perdonarán jamás el haberles obligado por solidaridad y vergüenza ajena a que dieran un par de horas más de clase a la semana dentro de su horario laboral, ni que les retirara sus sexenios, aunque ahora se los está devolviendo; les puso en evidencia y por eso la tildan de mala, la más mala cual Cruella de Vil.
Al común de los mortales nos cuesta entender por qué protestan por el aumento de ratio,, hablan de hacinamiento en las aulas, cuando la media en infantil y primaria es de veintidós y gritan a los cuatro vientos que se está produciendo una supresión de aulas cuando lo que ocurre es que no hay niños para llenarlas y del mismo modo que en su día se aumentaron, ahora hay que quitarlas; suelen ser en valenciano las que se suprimen porque son más del noventa por ciento del total ,Si queremos respetar la ley y que haya posibilidad de elegir el idioma, no hay otra.
Aunque la cosa viene de lejos , cuando modificó el sistema de bajas laborales, por cierto la más alta de toda la administración la de sus trabajadores, limitando las sustituciones a periodos largos y no cortos, con lo que si uno no está enfermo de verdad , son los compañeros quienes cargan con el trabajo del ausente; por cierto han disminuido estrepitosamente.
Por esto y por otras muchas cosas, no le sorprenda oír: que mala es esta consellera, y por cierto, que calor hace.