José Vicente Ramón Moreno.
Ante todo que me perdonen los primeros homínidos pero lo más suave que se me ocurre es acordarme de ellos por el tema que les cuento a continuación.
Esta mañana he observado un episodio lamentable de esos que desearías que no ocurrieran. De momento oigo con voz muy fuerte “tú no sabes lo que yo traigo” y al observar veo en una zona de carga y descarga dos furgonetas grandes y un coche entre ellas con el energúmeno vociferante de pie en la puerta del conductor y, casi en paralelo, una furgoneta pequeña de una empresa de mensajería en la que el conductor se dirigía al del coche reclamando su lugar de estacionamiento ya que va repartiendo y tiene todo su derecho.
Como el troglodita seguía en actitud agresiva y no llevaba idea de retirar el vehículo el mensajero le ha dicho que iba a llamar a la policía y situaba su vehículo totalmente paralelo sin dejar salir al otro. El neanderthal entonces, subido al estribo de su coche, ha comenzado a dar palmazos sobre el techo exigiendo que aparte la furgoneta para poderse marchar. A todo esto con un lenguaje vulgar y amenazante.
Retira el mensajero su vehículo hacia atrás y nuestro cro-magnon particular después de sacar su vehículo ha bajado la ventanilla y, como si de un gran logro se tratara y con el volumen gutural a máxima potencia, ha dicho “puto sudaca de mierda, vete a tu país, sudaca de mierda” marchándose con una serie de acelerones que indicaban que la única neurona existente iba dando saltos en el espacio vacío de la cabeza.
Le aseguro, querido lector, que la vergüenza ajena por el hecho vivido ha hecho que estuviera perplejo un buen rato dándole vueltas al asunto y asimilando que aún nos falta mucho por aprender, sobre todo a nivel educacional no por los contenidos en conocimientos sino por la educación y el respeto hacia nosotros y hacia los demás.
