José Vicente Ramón Moreno.
Observo, anonadado, los ingentes esfuerzos que realiza la banca de este país por limpiar su imagen. Molière (Jean-Baptiste Poquelin) se quedó muy corto al describir a su pernicioso Harpagón del siglo XVII comparado con los banqueros de cuatro siglos después (y muchos de los bancarios al servicio de los primeros con un afán inusitado por alcanzar objetivos).
Están vendiendo una imagen de corderos cuando, bajo su piel, siguen estando los lobos de siempre. Es más, ahora están cobrando casi hasta por respirar en sus oficinas. ¿Quiere Vd. un extracto, un duplicado de recibo, o cualquier otro servicio?, pues tenga por seguro que se lo cobrarán.
¡Ah!, y no crea que se librará de las comisiones si gestiona su cuenta con la banca electrónica, porque además de hacer el trabajo de ellos, de algunas gestiones también le cobrarán.
Se dedicaron a coaccionar a los gobiernos para campar a sus anchas, a asfixiar a las empresas por no querer reducir sus brutales márgenes de beneficio, a permitir créditos galopantes a particulares que se aproximaban a por un préstamo para la compra del coche y les convencían de que además podían reformar la cocina e ir un mes de vacaciones, y así nos ha ido posteriormente con la morosidad … En otros casos endosaron las famosas ‘preferentes’ sin pudor alguno, sobre todo a personas mayores, engañándolas por el nivel de confianza con el empleado o concedieron hipotecarios con cláusulas abusivas.
Hablan de pérdidas cuando ganan un poco menos de lo mucho que ganan siempre pero, qué se le va a hacer si a nuestras espaldas los grandes bancos se ponen de acuerdo para repartirse el pastel (también puede leerse “país”) y no hacerse competencia real. ¡Y la justicia les sigue teniendo miedo!.
En fin, es una vergüenza la forma de actuar de la banca pero parece que no tiene remedio.