José Vicente Ramón Moreno.
El ser humano es capaz, como siempre, de lo mejor y de lo peor pero, a nivel de educación hacia sus congéneres parece que sólo camina hacia lo peor sin solución de continuidad.
Nos encontrábamos a punto de cenar y ver un partido de fútbol en una cafetería cuando fueron entrando poco a poco varios energúmenos que se iban sumando a una mesa de las más próximas al televisor y, por tanto, en nuestro campo visual y acústico.
Antes de empezar a beber allí (porque desconozco si venían ya servidos) sus voces se dejaban sentir con bastante estruendo y los saludos a los que llegaban nuevos eran muy sonoros y bastante visuales hasta el punto de llegar a ser molestos para el resto de las personas que nos encontrábamos en el local.
Pero el jaleo aumentó cuando fueron escanciando varias botellas de vino llegando, incluso, uno de estos elementos a vitorear un gol del equipo extranjero a pesar de que alguno de sus ‘tocayos’ le recriminase el hecho.
Los demás nos tuvimos que conformar con tener las interferencias acústicas y visuales porque si alguno hubiéramos osado llamarles la atención hubiéramos corrido un alto riesgo de altercado verbal, e incluso físico. Cómo estaría ‘el patio’ que el más mayor (que a su vez era el que más follón armaba) acabó semi-inconsciente por exceso de alcohol.
Revisemos nuestra escala de valores y volvamos al respeto propio y, sobre todo, hacia los demás y esto denotará que hemos mejorado en nuestra educación.
