Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del ayuntamiento de Castellón.
Hay noticias que, de pronto, aparecen ante tus ojos, ya al abrir las páginas del diario, ya al sintonizar una emisora en el coche, ya en la pantalla del smartphone o en la de la televisión, y el corazón te da un vuelco. Lo primero que te asalta a la mente es: “no puede ser”. A continuación, y a modo de mecanismo de defensa vital piensas: “será una broma”. Y de inmediato y por si no es ni lo uno ni lo otro gritas: “el mundo está loco”.
Todo eso me ha ocurrido hace unos pocos minutos, hace nada, en los momentos previos a ponerme ante el teclado para redactar estas reflexiones que ahora, querido lector, me haces el honor de leer.
Estaba dando un último repaso a los mensajes, noticias y chismes -que de todo hay en la viña de las redes sociales- y tras sumergirme en los twitters y facebooks leo que Federico Mayor Zaragoza ha lanzado la propuesta de que se otorgue el premio Príncipe de Asturias de la concordia -de la concordia, sí- ¡a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca!. El Federico Presidente de la Fundación Cultura y Paz. El Federico Presidente de la Comisión Internacional contra la pena de muerte. El Federico Ex-Director General de la Unesco. El Federico alto funcionario internacional español. Ese Federico.
A ver, Federico: Concordia y Ada Colau son dos conceptos antagónicos. Coacción y concordia son conceptos opuestos. Intimidación y concordia no pueden convivir. Acoso y premio son incompatibles. La PAH y la convivencia democrática van por caminos totalmente opuestos. Acoso, intimidación y coacción no solo no pueden obtener premio, sino que su conducta delictiva reincidente merece la condena, no solo social, sino además, penal. Federico, que tu no eres un cualquiera -al menos eso parecía- ni un recién llegado a ésto de la política. Federico, que tú tonto no estás -creo- y no puedes estar tan en la inopia como tu desencajada propuesta apunta. Espero, Federico, que tu izquierdismo de rojerío viejo y trasnochado no te haya hecho perder el jucio.
Por todo ello, Federico, insisto en mis tres expresiones iniciales y por el mismo orden: “no puede ser”; “será una broma, Federico”; “¡¿Ah, no?!, pues Federico, estás loco”.