Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del ayuntamiento de Castellón.
Parece que, por fin, es primavera. El invierno insistió en quedarse entre nosotros un poco más y esta misma semana que dejamos atrás se vistió aún de blanco en el interior de la provincia. Pero, ahora sí, tenemos aquí la primavera. Sol, temperatura suave, ganas de acercarnos hasta el litoral y disfrutar de un paseo junto al mar...primer domingo de mayo, festa de la rosa, serenata a la Mare de Deu de Lledó, día de la madre.
Con esta climatología propicia a la celebración, Castellón vuelve a vestirse de fiesta para rondar a la mujer castellonera. Hace solo unas pocas horas, la plaza Mayor de la capital ha sido escenario un año más de la Festa de la Rosa. Grupos castellonenses y castelloneros han endulzado la noche con sus cálidos boleros aderezados con el aroma de azahar de los naranjos en flor. La novia, la madre, la hermana o la amiga, se ha emocionado tras los cristales al escuchar las primeras notas de esa bella melodía que es para ella. Romanticismo en estado puro en una ciudad que cuida sus tradiciones y ama a sus mujeres.
Con más aroma a azahar si cabe en la noche, centenares de castellonenses han acompañado hace unas horas a la Mareta al pie de su altar, para escuchar con ella la serenata que la ciudad le dedica como primera y más grande Madre de todos los castellonenses. Música, canción, poesía, enramada, fuego, calor, pasión y amor, se funden en una mixtura mágica que hace de esta noche una noche única entre las 365 del año. ¡Visca la Mare de Deu de Lledó!.
Y ahora, comenzado ya el día de este primer domingo de mayo, con el alba y las primeras luces de un sol que brilla con intensidad, felicitamos a nuestra madre. A esa mujer a quien se lo debemos todo: la vida, la existencia misma, la supervivencia en los tiernos tiempos de nuestra más absoluta fragilidad y dependencia, nuestro desarrollo de bebés a hombres y mujeres, la seguridad ante la incertidumbre, las atenciones y cuidados frente a las enfermedades, siempre el calor del amor más grande, sincero y desinteresado. Gracias, madre. Felicidades, madre. Y un beso grande, grande, como tú de grande.
Juntos, madres, padres, hijos e hijas, abuelos, abuelas y nietos y nietas, nos encontraremos esta tarde a los pies de la Patrona en la solemne procesión que discurrirá desde la basílica a lo largo de la avenida. Sobre su peana oteará el horizonte de una ciudad, Castellón, que se aclama a su protección. Madre de Castellón, hoy te pedimos serenidad para afrontar el complicado presente que vivimos, inteligencia y acierto para enderezar un camino que se ha torcido hasta el extremo. Te pedimos entendimiento, cordura y respeto entre los gobernantes y quienes aspiran a serlo, para que primen por encima de todo los intereses generales de un pueblo que necesita trabajo y recursos para vivir digna y honradamente. Por favor, Mareta, escúchanos y haz el milagro.
