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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Las ideologías (impuestas) son el problema

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Juan Teodoro Vidal. Químico.

El ser humano se agrupa en sociedades o grupos. Originariamente eran las tribus, que se caracterizaban por estar siempre en guerra con las tribus vecinas por cualquier diferencia, característica que los grupos modernos han heredado. Esta 'guerra' puede ser desde una simple rivalidad como la que exhiben los seguidores de un equipo de fútbol respecto de los de otro club, hasta la guerra nuclear, con extinción del enemigo incluida. El mecanismo mental aplicado es interiorizar los valores propios del grupo, que esencialmente consisten en creer que sus componentes son mejores que los de cualquier grupo rival, despreciando simultáneamente, en distinto grado, los valores de otros. Miembros destacados, o los fundadores de un grupo, elaboraron un conjunto de esas creencias 'en cómodas dosis', fundando religiones (y partidos), que tuvieron sentido en el momento en que se formularon, predicadas y adoptadas en forma de verdades absolutas, de obligado seguimiento para todos. Y así surgen y se consolidan las ideologías de tribu.

Este mecanismo, a lo largo de la Historia, ha podido resultar útil para preservar algunas culturas, que han perdurado, pero también ha justificado siempre la aniquilación de los perdedores. Es decir: la misma regla del juego, según se mire, es 'buena' o 'mala'. Cada cual cuenta 'la feria' según le va en ella y la Historia la cuentan los supervivientes, que tienden por ello a mantener que sus valores son los buenos.

El ser humano, de aquello que no sabe, elabora o sigue una creencia formulada por otros. Cuanto más ignorante es un ser humano, más tendencia tiene a creer lo que le dice aquel que considera una autoridad, elegida, o impuesta por la coacción o las leyes, ya que ello le proporciona una cierta seguridad de no estar en medio de la incertidumbre y de no sufrir persecución por ser 'distinto' o sospechoso de ser 'de otro grupo', que su 'tribu' considera es 'el enemigo'. Y así se consolidan ideologías y credos entre los ignorantes.

El librepensamiento, el derecho a adoptar las creencias que yo considere, la libre circulación de las ideas, es el factor que más ha contribuido al bienestar y progreso de nuestra sociedad, frente a las que siguen siendo guiadas por una ideología a piñón fijo. Porque gracias a ello se introdujo la ciencia y tecnología, que no le debe obediencia más que a la evidencia de la investigación y la experimentación, que ha revolucionado la forma de vivir, cambiando radicalmente nuestro mundo. Y el acostumbrarse a considerar que lo que yo creo no es más respetable que lo que cree otro. Con esa base, en nuestra sociedad, conviven personas muy diversas. Cuando algún grupo niega esto y retoma como objetivo imponer su ideología, siempre obsoleta, que ya no vale para esta sociedad evolucionada, por la fuerza o mediante el terror, se acaba nuestra convivencia como la conocemos. El problema, pues, son las ideologías (impuestas), que por su propia forma de gestarse son siempre cosa del pasado.