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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Guerra a la tecnología

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Luis Andrés Cisneros.

En estos días, he tenido la ocasión de ver en el canal de estreno de Movistar le película británica ‘Espías desde el cielo’ (Eye in the Sky). El film está dirigido por Gavin Hood, e interpretado por Helen Mirren, Alan Rickman y Aaron Paul.

Se trata de una película entretenida que mantiene cierto grado de suspense, y en la que se sigue, paso a paso, una operación secreta para capturar a un grupo de terroristas, aunque, tal y como se desarrolla la acción, deciden después proceder a su eliminación.

Traigo este argumento a colación, ya que toda la trama se basa en la actuación de unos drones, equipados con misiles, que son dirigidos a miles de kilómetros de distancia por dos ‘pilotos’, los cuáles  se encuentran en una base militar en Nevada y que también están conectados, en tiempo real con los mandos de la operación (militares y políticos) situados en sitios distintos a miles de kilómetros de distancia entre ellos.

Todos están interconectados y pueden visionar, en tiempo real, lo que va sucediendo en todos y cada uno de los escenarios, con una calidad de imagen y sonido de Ata Definición.

Yo, alma candorosa donde las haya, no acierto a entender cómo es posible que todos estos avances tecnológicos no estén disponibles en nuestro país. A las pruebas me remito.

El señor Presidente del Gobierno, organiza una reunión de Presidentes de Comunidades Autónomas, denominada pomposamente ‘Conferencia de Presidentes’, en Madrid y más concretamente en el edificio del Senado, para discutir, más bien, charlar sobre temas varios, donde la frase más escuchada ha sido ‘¿y de mi pasta qué?’, eso sí, pronunciada con otras palabras más rebuscadas.

No voy a entrar en la obviedad de que, reuniones como ésta, no sirven absolutamente para nada práctico para los españoles. Para los participantes sí.
Fíjense si son nimias que hasta los presidentes catalán y vasco se negaron a ir, pero no por no tirar del bolsillo de los contribuyentes. Es que ellos no son españoles.

Además, este ‘sucedáneo’ de reunión de trabajo no sirve ni para comprometer a los asistentes a hacer nada en concreto, ya que sus decisiones, al no ser un Órgano Institucional legalmente reconocido, no tienen vinculación ninguna con lo allí acordado. O sea otro ‘Órgano consultivo’, como el Consejo de Estado, los distintos Consejos Consultivos Autonómicos, los numerosos Defensores del Pueblo y otro número sinfín de ‘cholletes’ para que los amigos tengan algún sueldo que llevarse a la boca.

Y digo yo, para montar estos ‘saraos’, ¿no lo podrían hacer desde sus respectivas sedes de ¿trabajo?, por medio de una videoconferencia? Pero claro, entonces ¿qué pasaría con las dietas, los buenos hoteles, las comidas en restaurantes de estrellas Michelín, el conocer sitios y, además esperar que todo tenga un ‘final feliz’?

Y de hecho lo tiene, nadie les pide cuentas de nada y saben que, cuando se acabe su recorrido político (más bien cuando su jefe lo decida), seguirán colocados en algún Ente consultivo, viendo cómo sus años de pasar ‘estrecheces’ de todo tipo ha tenido un ‘final feliz’.

Ustedes se han parado a pensar ‘el enorme pastizal’ que suponen todos estos viajes para reuniones. No lo hagan, el cabreo que les entraría sería tal que decidirían emigrar, o no volver a votar en su vida.

Hace pocas fechas estuvo en nuestra ciudad la señora Oltra, parece ser que para conocer, de primera mano, los problemas de Castellón. Y se reunió, cómo no, con las máximas autoridades, pero no con los ciudadanos que sí tienen los problemas.

¿No se podía haber hecho esto por videoconferencia? Sí, un rotundo sí, pero no se preocupen, seguirán las visitas con todo el gasto que ello conlleva, el cual, por otro lado les importa ‘one egg’. Sólo les interesa que sus cuentas les sigan resultando rentables en Triodos Bank (por cierto no es un banco valenciano ni catalán).

A todos se les llena la boca de palabras como transparencia, solidario, sostenibilidad, igualdad, etc. etc., pero le dan la espalda a usar la avanzada tecnología que ya están usando muchísimas empresas españolas para abaratar costes. Eso no le es rentable.

Pero a ellos no les pasa lo que a un amigo mío que dice: “Me sobra demasiado mes al final del sueldo”. ¿Hasta cuándo esta situación? Hasta que veamos que dejan de boicotear al progreso y acaban con la guerra a la tecnología.

Yo sí que estoy orgulloso de ser español. ¡Viva España!