María B. Alonso Fabregat. Psicóloga Clínica y Forense.
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos verbalizado estas expresiones o por lo menos hemos experimentado interiormente tanto el ‘dejà vu’ como ‘tú cara me suena’. El ‘dejà vu’ es un término del francés que significa ‘Ya visto’. Son experiencias que tiene que ver con las anomalías del recuerdo o del reconocimiento, y su causa es la naturaleza neurológica del procesamiento de la información de nuestro cerebro a la hora de reconocer, interpretar o recordar un acontecimiento o estímulo externo.
El ‘dejà vu’ ha despertado también inquietudes en las artes escénicas y en la música. Es título de canciones de Iron Maiden, de Luis Miguel, de Beyoncé, del grupo español la Unión… Siendo la lista de veces que ha sido utilizado este término para la música y el cine, bastante larga. Lo anterior demuestra la fascinación que despierta en el ser humano un fenómeno tan complejo. Sabemos que el ser humano siempre traslada a las artes todo aquello que le fascina, le inquieta, le preocupa o le motiva.
Por otra parte la explicación dada para el ‘dejà vu’ desde la psicología o, más concretamente desde la psicopatología, se refiere al ‘dejà vu’ como una de las anomalías del reconocimiento. Otros fallos a la hora de reconocer son el ‘jamais vu’ y la cripto-amnesia. Cuando referimos al ‘dejà vu’ nos referimos a experiencias de “esto ya lo he visto”, “esto ya lo he vivido”. Esa certeza de familiaridad de algo que en principio se nos acaba de presentar como nuevo. Es una experiencia bastante común en pacientes psiquiátricos, como en epilepsias y en daños o lesiones en lóbulo temporal... Pero también lo es expresado o percibido por sujetos normales, que no presentan clínica psicopatológica ninguna.
Las explicaciones de este fenómeno del ‘dejà vu’, quizás por la complejidad del mismo, han sido de diversa índole, desde explicaciones esotéricas, hasta explicaciones desde las neurociencias, desde la psicopatología…
Pierre Janet, ubicó esta anomalía como una anomalía de la percepción y también fue el primer autor desde el ámbito científico que intentó explicar el fenómeno ‘dejà vu’. Cuando percibimos, no solo hacemos un análisis estricto de lo que llega (procesamiento abajo-arriba), como una cámara fotográfica o una grabadora, nuestro cerebro también construye e interpreta, basado en su experiencia anterior almacenada (procesamiento arriba-abajo). La percepción no es una mera recogida de información, se ve influenciada por toda nuestro pasado de experiencias y, lo familiar o similar nos puede llevar a hacer una interpretación por proximidad del recuerdo.
Otras explicaciones del ‘dejà vu’ tienen que ver con la velocidad de nuestro cerebro a la hora de procesar información tanto entrante como saliente y que, por un fallo en dicho almacenamiento, se valora o interpreta lo que acaba de procesar como entrante, no como información nueva si no como recuerdo. También por solapamiento entre la memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. Nuestro cerebro debido a sus impulsos nerviosos es a gran velocidad, sabemos que el impulso nervioso dependiendo del tipo de neurona se propaga entre 5 y 120 metros por segundo.
El profesor Millon y sus colaboradores relacionan como variables que favorecen la presencia de ‘dejà vu’ el estar en estado estrés y la fatiga. Se experimenta a partir de los ocho o nueve años de edad, parece ser pues que el cerebro tiene que haber adquirido un nivel determinado de desarrollo para poder experimentar este fenómeno. Asimismo se le vincula al lóbulo temporal, ya que pacientes epilépticos informan que antes de la crisis tuvieron experiencias de ‘dejà vu’. Es una disfunción-interrupción en un circuito del lóbulo temporal.
M. Clayne investigadora de las bases neuronales del ‘dejà vu’, refiriéndose como un mecanismo neurocognitivo normal que se produce cuando una experiencia pasada guarda una gran similitud con una nueva experiencia.
Si el fenómeno del ‘dejà vu’ tiene que ver según todas las evidencias con anomalías en el reconocimiento, el fenómeno ‘Tu cara me suena’ tiene que ver con una anomalía en el recuerdo. También constituyen anomalías del recuerdo: “conozco la cara pero no me sale el nombre” o “lo tengo en la punta de la lengua”. ‘Tu cara me suena’ sería la expresión más típica de paramnesia en la vida cotidiana.
Un buen día yendo por la calle, nos encontramos a un antiguo dependiente de aquella frutería que íbamos a comprar hace tres o cuatro años. El gentil profesional frutero, nos saluda efusivamente y nosotros tímidamente respondemos al saludo con la conciencia de conocer de algo a esa persona, pero no hay forma de acceder a dicha información en nuestro recuerdo. Este caso, en muchas ocasiones ocurre si ha transcurrido un tiempo, o si la persona no la vemos en el contexto que habitualmente la solemos ver. Esto es producto de una atenuación del recuerdo por falta de contextualización o dificultad para ubicar en nuestra memoria, tanto en un espacio físico, como en el tiempo.
Las investigaciones tanto del ‘dejá vu’ como de cualquier otra anomalía a la hora de almacenar, procesar, reconocer o recordar, o cualquier otra anomalía de nuestro cerebro al procesar información, está en auge gracias a las neurociencias y a las nuevas tecnologías aplicadas al estudio del cerebro. Si bien, nos encontramos aún hoy sin postulados definitivos, ni teorías que abarquen explicaciones más claras y concisas que nos den una visión más profunda de este tipo de experiencias.
Sí que es sabido según diferentes fuentes y grupos de investigación en el estudio del ‘dejá vu’, la relación del lóbulo temporal, de la epilepsia, de la ansiedad y el estrés… Que los cerebros jóvenes tienen mayor tendencia a hacer ‘dejá vu’ y que, ante la aparición súbita y reiterada de ‘dejá vu’, hay que buscar un especialista en neurología, que descarte las problemáticas neurofuncionales.