Marisol Linares. Vicesíndica del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes Valencianas.
Muchas son las cosas que han acontecido en la sociedad española en los últimos días, tenemos un nuevo Rey, Felipe VI.
Han sido jornadas donde la monarquía ha ocupado casi la totalidad de la parrilla de las televisiones nacionales y donde los españoles hemos vuelto a recordar la etapa donde el Rey D. Juan Carlos I fue coronado por las Cortes Generales, un hecho trascendental en una sociedad que acababa de salir de un régimen dictatorial y que debía restañar las viejas heridas de antaño.
Los jóvenes de hoy no vivieron esa época, han podido ver a través de las imágenes como sucedieron esos acontecimientos y ser testigos de cómo se forjó una democracia en España bajo la institución de la Corona.
Hay que resaltar el respaldo mayoritario que obtuvo en el Congreso y en el Senado la Ley de Abdicación, pues algunos grupos políticos quisieron aprovechar para poner en cuestión la monarquía pero por suerte en democracia los votos de la mayoría son los que cuentan y la votación fue abrumadora en torno a la misma y de forma casi residual los grupos que votaron en contra.
El Rey Felipe VI tiene ante sí una tarea difícil por los cambios sociológicos que estamos viviendo y que le vana acondicionar su reinado.
La crisis económica ha convulsionado a la sociedad española y el paro está marcando la agenda política y va a marcar la agenda de la nueva monarquía, se ha dicho con mucha razón que es un nuevo rey para unos nuevos tiempos. Felipe VI ha dejado entrever con nuevas formas y nuevas actitudes una nueva forma de reinar.
El encuentro con las víctimas del terrorismo, sus próximas visitas internacionales, su preocupación por los jóvenes y su cercanía a los ciudadanos, ha hecho que en estos últimos días el índice de popularidad de la Corona haya subido en más de dos puntos entre los españoles.
La Familia Real al completo ha dado una imagen al mundo entero de modernidad y proximidad, en contraste con otras monarquías más tradicionales donde el boato y el armiño es lo preponderante.
La austeridad y la sencillez de los actos han sido sin duda una muestra más de la sensibilidad de un rey que sabe del sufrimiento de muchas familias que sufren el zarpazo del paro y de la pobreza.
Ha sido un buen comienzo de un reinado que estoy segura va a ganar a todos los españoles, incluido el respeto de aquellos que se cuestionan la monarquía.
El tiempo nos dará la razón, démosle tiempo al tiempo.
