Marisol Linares. Ex diputada PP.
En política no todo vale y por desgracia, la actualidad electoral nos está llevando a unos niveles de confrontación que no se ajustan a la sociedad que somos, ya que durante muchos años hemos vivido en paz y concordia, pese a las alternancias políticas que, para nada han crispado como ahora la convivencia.
La campaña electoral de Madrid y el desembarco de Podemos con su líder a la cabeza, en su lucha por el voto del ciudadano madrileño, ha tensionado la campaña de forma que podemos decir sin temor a equivocarnos, que en la vida y en la política, todo no vale. Los insultos de forma continuada y sin fundamento real, refiriéndose al fascismo o a un partido criminal, es pura ignorancia, ya que si nos atenemos al significado de estos improperios veremos que no se corresponden con la realidad, pues los hechos y el significado son otros muy diferentes, y por suerte, el ciudadano tiene formación y criterio para no ser fácilmente manipulable.
Los madrileños huyen del enfrentamiento político cuando solo se utiliza como estrategia electoral el descrédito del oponente. Los ciudadanos quieren que los partidos hablen de sus propuestas para mejorar sus vidas y la de sus hijos, quieren más educación, más sanidad, más trabajo, más cultura, más prosperidad, más infraestructuras y así, un largo etcétera que no vemos en esta campaña, a excepción del PP y Ciudadanos que pueden exponer ante los madrileños su gestión durante estos dos años de gobierno autonómico.
Estos logros y nuevas propuestas de futuro es lo que interesa a la ciudadanía y no, si eres rojo o azul, términos que en España hace décadas que dejamos atrás en aras de una convivencia que ha saltado por los aires desde que la extrema izquierda apareció en el escenario político.
Después de un año de sufrimiento y miles de muertos por la pandemia, el próximo día 4 de mayo los ciudadanos de Madrid podrán expresar en las urnas cuáles son sus preferencias de futuro. España se enfrenta a una situación muy difícil con una economía y una deuda maltrecha y un paro desbocado, pero el gobierno de la nación se limita a reformar leyes con carácter ideológico, como el Consejo del Poder Judicial, la ley laboral o la ley de educación, pura ideología por encima de los avances tecnológicos, del apoyo a autónomos y pymes, ayudas a familias o la creación de empleo.
Madrid va a dar una respuesta contundente al gobierno central que tendrá que analizar en profundidad lo que durante un año ha estado gestionando para llevarnos a la situación en la que se encuentra España.