Marisol Linares. Vicesíndica del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes Valencianas.
Estamos viviendo momentos históricos en España: la noticia de la abdicación del rey convulsionó a la sociedad española, uno por lo inesperado de la noticia ya que nada ni nadie hacía prever este desenlace y otra por lo que conlleva.
A nadie se le escapa que el Rey Don Juan Carlos ha sido un agente catalizador para toda la sociedad española y sobre todo para los republicanos que, aunque esporádicamente sacaban los pies del tiesto y pedían una república, la realidad es que su reivindicación nunca tenía eco en la sociedad española, ya que eran más las voces que apostaban por la continuidad de la monarquía que por su desaparición.
Desde ayer algo ha cambiado, el rey de la transición, el que supo abrir la sociedad española a la pluralidad de ideas, el que protagonizó e impulsó una democracia moderna en España, nos deja para dar paso a su hijo Felipe.
¿Es el momento oportuno? Es la cuestión que se plantea mucha gente y que como todas las decisiones importantes, tiene sus luces y sus sombras.
En un momento que la sociedad española está sumida bajo el mazazo del paro y del sufrimiento de muchas familias que no llegan a final de mes está cambiando con la aparición de nuevos partidos de carácter populista e ideología radical, que ha hecho que se vuelva a abrir con la abdicación del rey una cuestión que estaba aletargada: ¿monarquía o república?
Cada uno es libre de expresar, porque estamos en democracia, sus ideas pero también es el momento de la reflexión y pensar que es lo que más nos conviene para la convivencia entre todos los españoles y yo creo sin dudarlo que la monarquía es la institución capaz de aglutinar sensibilidades y dar una imagen de España como una democracia moderna y ya consolidada acorde con el siglo XXI.
El Partido Popular y el PSOE esto lo tienen claro y por una vez hay unanimidad de criterio a la hora de ir juntos en esta nueva andadura. Ambos partidos están demostrando que están a la altura de las circunstancias y que el bien de España prima por encima de otras cuestiones partidistas.