Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
Es una realidad el gran revuelo que ha generado la ‘Xarxa Llibres’ impulsada por el Consell. Esta propuesta, estrella del Botànic y coincidente con la campaña electoral, no ha generado los frutos esperados. Entre los motivos destacan, por un lado, la ambigüedad de la información proporcionada por parte de Conselleria a las partes implicadas (ayuntamientos, familias y centros educativos) y por otro lado, la gestión de algunos ayuntamientos sobre estas ayudas. Así pues, de aquellos polvos, estos lodos.
El malestar es generalizado y llega a todos los polos de la sociedad, desde políticos, pasando por funcionarios de la administración y acabando por los propios beneficiados, es decir, las familias.
Los primeros, en su labor de fiscalización, han denunciado que algunos ayuntamientos han optado por descontar de las prestaciones para libros las deudas que tengan las familias, hecho que podríamos calificar como poco ético pues esta prestación se dirige a un fin educativo de un menor que no es responsable de deuda alguna. Hay que entender que este no es el cauce para mejorar el estado financiero de algunos municipios.
En el medio de la balanza, tenemos a los funcionarios de la Administración y de los centros educativos que desconocen todavía cómo y cuándo van a afrontar el segundo pago. Y en tercer lugar, los beneficiarios o mejor dicho, afectados, por la Xarxa Llibre: las familias.
Estos últimos, al igual que ocurre con los administrativos, desconocen el criterio a la hora de rechazar o admitir el libro para el segundo pago. Por ello, les invito a hacer la siguiente reflexión, los libros como tal contienen actividades y por tanto, hay que completarlas. En este sentido, la escritura sobre los libros se viene sobreentendida, porque ¿ustedes han utilizado algún libro de texto sin rayarlo? Dicho esto, solo pido que sean consecuentes acerca de esta medida y que si tienen voluntad política de ofrecer libros gratuitos que lo hagan bajo un criterio sensato y lógico, criterio que aún desconocemos.
Como moraleja, podemos decir que esta iniciativa estrella terminó estrellada por la cantidad de problemas que ha acarreado. No obstante, como desde Ciudadanos apostamos por la gratuidad de los libros, le proponemos al Consell que invierta su fórmula para que esta medida sea factible y más operativa. ¿Por qué no se plantea que sean los centros educativos los que compren los libros? En esta línea, si Conselleria ofrece directamente este presupuesto a los centros educativos para que generen un banco de libros evitamos intermediarios y malas prácticas. De este modo, los colegios pueden prestar los libros durante el curso escolar con el compromiso de cuidarlos y devolverlos al finalizar. Un sistema que está funcionando con éxito en otros países como Holanda.
Pero aún quiero ir más allá, ¿por qué no nos adaptamos a la era digital?, es inconcebible que el alumnado siga usando los libros de texto impresos para cada materia y fruto de esto la gran cantidad de peso en sus mochilas. El Consell debería hacer el esfuerzo de negociar con las editoriales para que ofrecieran materiales que se ajusten a los tiempos cambiantes, como son materiales multimedia que permiten actualizar los contenidos a menor coste, son más atractivos en su uso y permiten optimizar el aprendizaje por su interactividad y la retroalimentación que ofrecen en el desarrollo de las actividades.
En definitiva, fomentar el uso tecnológico colocaría a la educación valenciana a la vanguardia de España y Europa, y eso sí que significaría un verdadero avance en el modelo educativo. Un modelo centrado en la innovación, que a largo plazo provocaría un gran ahorro a las familias, e inclusivo por la cantidad de adaptaciones que permitiría hacer en los materiales. No olvidemos que la tecnología ha venido para quedarse y tenemos que aprovechar las ventajas que nos ofrece.
