Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
La Derecha, reconozcámoslo, tiene una especial habilidad para marcar el terreno de juego del debate público, para decidir de lo que se debe y no se debe hablar en la vida pública. También tiene una especial destreza en lanzar cortinas de humo con total desparpajo. Claro que, lamentablemente, en estas labores cuenta a menudo con la colaboración involuntaria de la Izquierda. Y es que la Izquierda o el Centro- Izquierda, sobre todo cuando accede a las Instituciones, posee una especial querencia por entrar al trapo.
Este verano, en la Comunidad Valenciana, hemos visto a cómo una y otra vez el Partido Popular y su adjunto Ciutadans han marcado el terreno de juego del debate. Así, en un reparto de papeles en el que estos dos partidos todavía no tienen claro quién se queda con la Derecha Extrema y quién con la Extrema Derecha, hemos visto furibundas campañas recurriendo al anticatalanismo más rancio, centrando ridículas polémicas con el himno regional y las supuestas señas de identidad de los valencianos, o resucitando otra vez el tostón de los bous al carrer. Y la verdad es que el nuevo Gobierno valenciano, al que le falta considerables dosis de mala leche, ha entrado al trapo una y otra vez. Con lo fácil que tenía y tiene marcar el terreno de juego.
Así, a la coalición gobernante le hubiese bastado señalar que haría bien el Partido Popular de la Comunidad Valenciana en relajar su rostro de cemento armado, dado que siguen siendo el partido de los cien imputados y que no han depurado responsabilidades, y que tal vez lo mejor que podría el PP valenciano hacer es pedir perdón, disolverse y refundarse. También podrían señalar la brutal infrafinanciación que padece la Comunidad Valenciana, infrafinanciación que es culpa en un 80 % (para eso los populares han gobernado los últimos 20 años en la Comunidad y 12 de esos años en el Gobierno central) del PP. Y podrían recordarle al señor Rivera que la Comunidad Valenciana sí que está infrafinanciada, y que haría mejor su Partido en informarse un poco de lo que sucede en esta Comunidad antes de opinar.
También, en el terreno económico se podría hablar de la desastrosa situación en la que el PP ha dejado a la Comunidad Valenciana, con una desindustrialización brutal y con un monocultivo del ladrillo que ha tenido las consecuencias que ha tenido. Y al mismo tiempo señalar la falta de propuestas que vayan más allá del neoliberalismo más rancio que tienen tanto el PP como su adjunto. En fin, lo dicho…massa bons xics son en el nuevo Gobierno valenciano.
