Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
Por mucho que algunos busquen cualquier excusa para declarar el Estado de Sitio, lo único que cabría declarar en España es el estado de emergencia social. Y es que la situación, aunque no llegue a Serrano ni al palacio de la lideresa condesa, es dramática en nuestro país y comienza a adquirir tintes dantescos. Y no sólo lo dice el informe Faessa y Caritas; lo dice también la propia UE.
Así, según el informe Faessa 2014, casi la cuarta parte de la población española, 11,7 millones de personas, es decir 3,8 millones de hogares, están afectados por distintos procesos de exclusión social. Ello es debido en buena medida a que la incidencia de los problemas de exclusión del empleo se ha multiplicado por 2,5 en los últimos años, lo que ejemplifica el fracaso de la reforma laboral, mientras que se han duplicado los de salud. Así mismo, el informe señala que los problemas de vivienda se han incrementado un 36 %, y así mismo es muy significativo el incremento de los hogares que para mantener su vivienda deben hacer un esfuerzo económico tan importante que los coloca en situaciones de pobreza severa una vez descontados esos gastos de vivienda. De hecho, como se afirma, cada vez son más importantes los problemas para comprar medicamentos.
Por otro lado, en el informe trimestral de la Comisión Europea sobre empleo se certifica que la creación de empleo en nuestro país es sumamente débil y que no permite siquiera “pequeñas señales de mejora” en la situación social. De hecho, alardear como se hace desde el Gobierno, de los 80.000 empleos creados empleos en seis meses es más que un sarcasmo; es un insulto en un país con 6 millones de parados. No es extraño pues que la UE reconozca que mientras en Alemania apenas el 5 % de las familias tiene problemas para llegar a fin de mes, en España ese porcentaje alcance el 40 %, y que nuestro país lidere el ranking en subempleo o en efecto desanimo. También reconoce la Comisión que España sufrió el mayor impacto del alza del IVA.
Es por todo ello por lo que tal vez haya llegado el momento de reiniciar España, de conseguir un verdadero sistema democrático que combata esta realidad. Y tal vez haya llegado también el momento de que los ciudadanos de este país le demos la razón al Poeta que se enorgullecía de que los españoles no éramos un pueblo de bueyes.