Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
El término Aurea Mediocritas ya fue utilizado por Horacio y puede relacionarse con ese famoso principio epicúreo de “conformarse con lo que tienes”. Sin embargo, ahora mismo, no hay nada áureo; sólo queda la pesadez del plomo unido a la mediocridad imperante. Y ésta tal vez sea la razón oculta de la gravedad de la crisis de nuestro país; la plúmbea mediocritas de nuestra casta político-financiera, y también, no hay por qué negarlo, de nuestra falta de respuesta y de contestación como ciudadanos.
Si nos centramos en la casta política, a estas alturas ya es un clamor que hay una “selección negativa” tanto en las organizaciones políticas como en muchas sindicales. Y esa “selección negativa” consiste en el ascenso de los más inhábiles, con el único mérito de otear bien los vientos y adular al poderoso de turno en la organización. De hecho, con las lógicas excepciones, para el político es irrelevante lo que piense el ciudadano; lo importante es lo que piense el “jefe”. De ahí la paradoja de la total ausencia de dimisiones, no digo ya de diputados o senadores, de cualquier cargo político, ya sea secundario o terciario, como medio de mostrar la discrepancia con las decisiones de las diversas cúpulas partidistas u organizativas. ¿Forma de solucionar esto? Una verdadera democracia representativa en la que hubiera listas abiertas, limitación de mandatos o distritos unipersonales; es decir una democracia en la que los programas electorales sí que estuvieran para cumplirse y en el que por lo tanto tuvieran los ciudadanos y no los aparatos de los partidos u organizaciones la última palabra sobre quién y quién no tiene que dedicarse a la llamada “res pública”.
En cuanto a nuestra casta financiera; ¿qué se puede decir más de lo que ya se ha dicho con el país arrasado, con muchísimas entidades financieras semi quebradas, y con una élite empresarial que sólo sabe competir en mano de obra barata? ¿Qué se puede decir de un país donde la mayoría de las empresas del IBEX operan en paraísos fiscales y donde tenemos un fraude fiscal diez puntos superior a la media europea?
Y en cuanto a la respuesta ciudadana, me viene a la cabeza la famosa frase de Burke “para que el mal triunfe, sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”. No sé si eso se ha dado en España, pero lo cierto es que sólo con el 15-M u otras plataformas como la antidesahucios se está percibiendo una respuesta contundente a los desmanes de la casta político-financiera que ha asolado nuestro país. Y esta respuesta tiene que ir a más, sin duda, pues la “plúmbea mediocritas” que nos invade costará mucho de erradicar, y la salida de la crisis será por ese camino o no será.