Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
No sé si será definitivo o temporal. Si será para siempre, o por seis meses, o por un año. Pero durante una temporada al menos dejarán de leerme en este diario o en cualquier medio. Habrá quién se alegrará más y quién lo sentirá un tanto. Me quedo con los últimos. Y es a ellos a quién debo una explicación y a quién dedico este artículo.
Dejo de escribir artículos, columnas de opinión. Y lo hago por varios motivos. El primero y fundamental es personal; quiero dedicar mis energías a otros campos que no se sitúan en la esfera de la opinión. Y lo confieso; la realidad de España y de Europa me abruma, me supera. Cada día entiendo menos a mi país, cada día la sensación de hastío y de cansancio va en aumento. Por eso, y por otras muchas cosas, considero que ha llegado el momento de parar.
Quiero agradecer enormemente a la redacción de este diario, a Ximo Tirado el total y continuo apoyo que me han brindado siempre. Y sé que no lo han tenido fácil. Sé que ha habido responsables políticos a los que han molestado enormemente mis opiniones. Algo, por cierto, que me llena de orgullo y satisfacción. Nada me enorgullece más en todos los artículos que he escrito que haber molestado al fuerte. Espero, así mismo, haber hecho algo, aunque sea poco, por los débiles. Eso es al menos lo que he pretendido.
Y no me resisto a dar al menos, en este artículo también, dos pinceladas sobre la actualidad. La primera tiene que ver con todo lo que se está sucediendo a raíz de los atentados de París; en mi opinión, y en una concatenación de acontecimientos donde son más las dudas que las certezas, el gran peligro, más que la amenaza terrorista, se centra en que los europeos aceptemos un recorte de libertades. Nunca debemos tener miedo a la libertad, pues sin libertad y con miedo Europa, como idea, deja de tener sentido. No tengamos miedo pues sino al propio miedo.
Y la segunda tiene que ver con las elecciones que se avecinan en este país. Probablemente no haya habido unas elecciones tan importantes y tan trascendentes como éstas en la historia reciente de España. También en el 20 de Diciembre se trata fundamentalmente de algo muy sencillo; el de si los españoles somos capaces de votar sin tutela, sin miedo. ¿Podremos? Lo que es seguro es que debemos.
