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miércoles, 4 de diciembre de 2024 | Última actualización: 20:09

Un país para ellos

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Miguel Barrachina. Vicepresidente del área económica de la Diputación de Castellón.

Una de las ideas que me suele asaltar es el deseo de que la izquierda  que habita entre nosotros pueda aplicar sin límite todas sus propuestas. Solo unos meses en el gobierno bastaría para colapsar el país, por eso muchos trabajamos para que ese país en el que repetir viejos experimentos no sea España.

Las masivas expropiaciones a los bancos, el incumplimiento generalizado del pago de los prestamos hipotecarios, el mantenimiento del desbocado gasto público o los impuestos infinitos presentados por Rubalcaba como novedosas iniciativas puestas en marcha por la Junta de Andalucía, son viejas recetas aplicadas con enorme éxito en Cuba y Corea del Norte. Allí todos tienen derecho a vivienda, pequeña, compartida y a ratos sin luz ni agua, pero el socialismo les garantiza “igualitariamente” un techo, que es lo que ahora quiere la izquierda en la oposición.

Cerrar los bancos es una opción política, pero trae como consecuencia la desaparición de la economía de mercado y el regreso al trueque, yo te arreglo la bicicleta y tú me cortas el pelo. No hay sistema económico que haya superado el cierre de la banca, pero la izquierda andaluza quiere intentarlo, su consejera de vivienda lo acaba de proponer a través de la inocente propuesta de hacer “una quita generalizada a todas las hipotecas pendientes”, obviamente el cierre del sistema financiero conlleva la pérdida de los ahorros.

Es llamativo que la solución europea a los desahucios venga de la región con mayor tasa de paro de las 277 de la Unión, que coincide con aquella en que más tiempo lleva la izquierda gobernando. El socialismo ya ha olvidado que ha dispuesto de laboratorios donde experimentar estas recetas a escala 1x1. Alemania y Corea fueron divididas en dos, en una parte se aplicaron recetas socialistas y en la otra soluciones más liberales y a los resultados me remito.

Como estará el patio que ha tenido que aparecer Felipe González para recordar a los suyos del riesgo de “deslizamiento hacía un anarquismo disolvente”.

Es cierto que los bancos han cometido errores, tras el gobierno socialista, que tenía competencia exclusiva en su control, los que más, pero ha tenido que llegar un ejecutivo popular para limitarles indemnizaciones, sueldos, jubilaciones y obligarles por ley a declarar todas las pérdidas. Antes con Rubalcaba en 2009 se comercialización fraudulenta y masivamente las preferentes y se iniciaron el 99% de los desahucios, y ahora nos piden responsabilidades.

Lo dicho, si se cansan de Cuba o Venezuela, yo les dejaría un país para experimentar a ellos solos, pero que no sea España.