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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:16

Una visión particular de las elecciones europeas

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Miguel Barrachina. Economista y vicepresidente del área económica de la Diputación de Castellón.

Rubalcaba no se marcha por una caída del voto socialista, que también hemos tenido los populares, sino por la configuración de un escenario futuro impracticable para la izquierda moderada en nuestro país.

Las elecciones europeas celebradas el pasado domingo tienen  múltiples interpretaciones, y la mía, podría ser positiva, pero no lo es.

De hecho, en mi ciudad, Segorbe doblamos al PSOE en votos. En mi comarca, el Alto Palancia, vencimos en 24 de los 27 municipios. En  Castellón, tras soportar 1.281 manifestaciones, fuimos los más votados en 106 de los 135 ayuntamientos, pasando a liderar los resultados del PP en la Comunitat Valenciana, donde, al igual que en España y en la Unión Europea también ganó por la mínima la formación en la que milito.

Mi preocupación por el resultado no viene por la caída del voto popular, sino por el auge del voto populista. Que el Partido Popular  gane en 32 provincias y en 12 de las 17 comunidades autónomas, no compensa la radicalización del voto de la izquierda.

Había ganas en el electorado de centro-derecha de cobrar la factura electoral de Bárcenas, Blasco, subida impositiva, ajustes, etc… Hay errores que hemos pagado, y también decisiones y recortes, indispensables y acertados, pero que tienen coste electoral. Por ello una buena parte del votante popular no acudió a las urnas.

Sin embargo el resultado en la izquierda, que sí acudió en mayor medida a las urnas, agrega un preocupante componente marxista, ya ensayado y fracasado.

Que los programas de los partidos de izquierda que crecen electoralmente, contengan expropiaciones masivas, llenar de funcionarios las entidades financieras, dejar de pagar las deudas bancarias o tener un salario de por vida sin necesidad de trabajar, indica que las recetas fracasadas en Cuba triunfan entre una parte de la juventud española.

Por eso ha abandonado Rubalcaba, es imposible igualar tan generosa oferta electoral, que propone, además, rebajar la jornada laboral a 35 horas, jubilación a los 60, y tener derecho a vivienda, luz, agua y calefacción, gratis.

“Unidos contra el austericidio” le escuché decir el lunes postelectoral a un líder de EU sobre una posible convergencia con Podemos.

El austericidio es que España sigue gastando 67.000 millones más de lo que ingresa, y que los bancos, a los que se quiere dejar de pagar, son quienes nos ayudan cada mes a financiar los nueve millones de pensiones para los que nuestros ingresos no alcanzan.

Por eso se marcha Rubalcaba. Generándose hoy empleo, producto de las reformas populares, el PSOE solo puede crecer hacia la izquierda, y con la nueva mentalidad instalada en su electorado, competir con IU, Podemos, ERC o Compromis, les va a resultar imposible.