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lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 23:02

Primer ridículo del ‘colega’

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Me había hecho el firme propósito de no volver a hacer el menor comentario de Pablo Iglesias y su PODEMOS, porque me parece que no se merecen ni la más mínima publicidad las ideas que defiende, por más que esté cargado de razones, en atacar las que ataca.

Lo que él critica a grandes rasgos, es lo mismo que criticamos todos los españoles de buena voluntad, que ni dependemos de la política para vivir, ni nos gusta la forma en la que hemos estado y estamos gobernados.

Pero mientras él aboga por la lucha callejera y justifica todo tipo de violencia para la obtención de sus fines, algo así como “el fin justifica los medios”, los auténticos demócratas aspiramos a conseguirlo por la fuerza de la razón y nunca por la razón de la fuerza.

Este individuo ha entrado con muy mal pié en el Parlamento Europeo, aunque él pretenda vender todo lo contrario.

Es cierto que la izquierda más cerril y radical que aglutina detrás de sí a unos cincuenta europarlamentarios, le ha elegido como portavoz, pero su debut en esa misión no ha podido ser más lamentable, por mucho que ellos quieran vender lo contrario.

Su falta de respeto por las normas del Parlamento ha sido evidente.

El Presidente en funciones, un parlamentario italiano, se hartó de llamarle colega (un calificativo al que él, debe de estar muy acostumbrado en su ambiente universitario, para ganarse voluntades de los jóvenes, en vez de su respeto) y recriminarle que había superado todo lo tolerable en el uso de su tiempo.

Estaba dando muestras de una pobreza dialéctica asombrosa, cuando leía a todo trapo unos folios que le habían escrito, porque de ser de su propia cosecha no le habría hecho falta leerlos palabra a palabra, y si haberse tomado algunas notas para hilvanarlos.

Y encima el contenido de lo que leía incitaba de una forma absurda al caos más absoluto, mezclando razones con sinrazones, y descalificando todo lo que movía  viniese o no viniese al caso.

Un perfecto ejercicio de demagogia, combinado con una falta evidente de oratoria o dialéctica.

Una vez más resaltó lo que imagino que debe de defender en sus estudios socio-económicos y de análisis político, por los que la Fundación a la que pertenece cobra varios millones de dólares a los países latino americanos a los que ha asesorado.

Pero vistos los resultados en esos países, me entra la risa la tonta cuando le oigo.

¿Habrá estado alguna vez en Venezuela este espabilado consejero, y brillante demagogo?

Si ha estado, y lo que pretende para los españoles es una situación similar a la que viven ahora los venezolanos, en su régimen bolivariano, se equivoca de medio a medio.

El popular camarero que interrumpió su pantomima en el Ritz (curioso foro para que se exprese “el apóstol de los desheredados”) tenía toda la razón del mundo para reprocharle lo que le reprochaba.

Venezuela es una dictadura bananera, como lo es Cuba y como parece ser que quisiera Pablo Iglesias que lo sea España en un futuro próximo.

Y es que la gente con el perfil ideológico de los señores de PODEMOS (al menos de los que manipulan esa organización tan desorganizada) sólo se sirve de la democracia  para llegar al poder, combatiéndola con todo tipo de medios por violentos e ilegales que sean, como aconseja el mismo líder, pero una vez tomado el poder, defiende sus privilegios con las mismas armas, es decir la demagogia y la violencia, como podemos ver en Venezuela y en Cuba día a día.

Por no hablar de sus flirteos con el mundo etarra, perfectamente detectados y denunciados por informes policiales que han trascendido a los medios de comunicación.

Lamentablemente aprovechan la frustración y desesperación de muchos españoles descontentos con el bipartidismo actual, y algunas de sus denuncias están perfectamente justificadas.

Pero de ahí a aceptar las soluciones a los problemas que nos acucian, propuestas por PODEMOS, media un abismo y precisamente por eso quiero prevenir a las que a fin de cuentas serían las primeras victimas de sus propuestas.

El problema hay que solucionarlo por vías pacíficas y convenciendo.

Nunca venciendo con violencia, porque eso lleva al caos.