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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:19

Podemos: la lucha por el poder

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

No era posible elegir mejor nombre para su partido por Pablo Iglesias y sus ‘ad láteres’ porque ya de entrada reconocían cual era su objetivo final: el poder.

Con lo que no contaban ellos, es que ese sentimiento por alcanzarlo, les iba a mantener en una permanente confrontación ya que cada uno de sus líderes, buscaba ese Poder para si mismo y especialmente el más carismático de todos sus dirigentes y primer faro político, no estaba dispuesto a hacer la menor concesión a ninguno de sus compañeros.

Había creado un partido ‘de aluvión’ en el que daba cabida a todos los que quisieran hacer número, sin pensar que luego cada uno de ellos iba a querer comerse su parte del pastel.

Pablo lo quería todo para él y sus incondicionales, por eso muy pronto empezaron sus ‘purgas’ al mas puro estilo bolchevique, unas mejor digeridas que otras, hasta que ha llegado el momento de una abierta lucha de ideas y de ‘egos’ con su número dos, el joven Errejón.

El proceso de ebullición, se inicia en la confrontación entre Ramón Espinar (el hombre de Pablo Iglesias) y Rita Maestre (la  mujer de Errejón) por las primarias en Madrid, en una lucha de líderes embarrados por la compra de un piso de protección oficial el primero a los 23 años, sin oficio ni beneficio y por su aparición ‘destetada’ ella, en la capilla de su Universidad,  lo que le valió a ella un proceso y una condena originalmente.

No había candidatos menos adecuados, pero son los que eligieron los dos representantes de las dos facciones enfrentadas del partido.

Por si eso fuera poco, a los pocos días Espinar decide destituir y purgar al Portavoz de Podemos en la Comunidad Madrileña, que pertenecía a la corriente de Errejón y llega un ‘volver a empezar’ que va minando poco a poco la credibilidad de quienes venían a solucionar los problemas de lo que ellos denominaban la vieja política.

Ellos alardean de su juventud, demuestran ser una juventud inconsciente, ególatra y engreída no solo incapaz de solucionar ni uno solo de los problemas ya existentes, sino añadiendo los propios de su inconsciencia, egolatría y autosuficiencia, aderezados por sus convicciones comunistas, que tanto daño han hecho al mundo a lo largo del siglo XX y tan pocas soluciones han aportado.

Y es que como decía Cardoso, un ex Presidente brasileño de izquierdas, “cualquier partido de izquierdas, es divisible como mínimo por dos”…los españoles se pueden dividir por dos…tres o cuatro, según la cantidad de ególatras que se junten en sus equipos directivos.

Acaban de tocar algo de poder municipal y autonómico y las puñaladas por la espalda, aparecen cada día irremisiblemente.

Hoy mismo, cuando escribo esta columna he oído a Pablo Iglesias en uno de esos mítines de ocho minutos que suele soltar a sus ‘feligreses’ para engañarles, que estaba avergonzado de la situación actual de confrontación dentro de Podemos y hacia una llamada a la unidad y al consenso.

Yo como católico, diría que ha ido al confesionario a confesarles a sus adictos sus pecados, pero sólo podré creerle si después de entonar el ‘mea culpa’ hace un perfecto examen de conciencia y lleva a cabo un auténtico propósito de enmienda.

De no ser así no sirve de nada confesar sus errores, para reincidir en ellos.

Esta semana, he descubierto algo que me ha perturbado profundamente.

En una tertulia coincidieron Paco Vázquez, Joaquín Leguina  y Corcuera, tres personas de indudable y brillante trayectoria socialista a lo largo de toda su vida, desempeñando cargos de responsabilidad dentro del  PSOE, y les puedo asegurar que todo lo que apuntaron y apostillaron sobre los problemas de la España actual, y como se debían de afrontar y solucionar los mismos, los habría firmado y defendido yo mismo con total convicción.

Señores: ¡en mi hay socialista de la vieja escuela!

No se sorprendan si dentro de unos años, Pablo Iglesias y Errejón se declaran Social Demócratas o Liberales, ya que por lo visto cuando se alcanza un estatus socio-económico determinado, todos viramos a la derecha, menos por lo visto yo, que ahora opino como los socialistas de antes.

¿O quizás son ellos los que han virado a la derecha, desde posiciones más radicales de izquierda, como lo está haciendo ahora Errejón, y seguramente lo tendrá que hacer Pablo Iglesias si no quiere dinamitar su partido?