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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:57

Politizar las tendencias sexuales en España

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

No podría asegurar si se ha deteriorado tanto la clase política española por el evidente deterioro de la formación y educación de los españoles, o si el fenómeno ha sido el inverso y los españoles hemos sido contaminados por unos políticos sin escrúpulos ni principios éticos y morales.

Durante la semana pasada sentí vergüenza ajena al ver que no había noticias de mayor relieve en cada telediario que la permanente propaganda del Orgullo Gay, como si todo el mundo girara alrededor de tema tan trascendente.

Nuestros Ayuntamientos se han engalanado de manera uniforme rindiendo homenaje a la bandera Arco Iris en busca del voto perdido, y daba toda la impresión que los resultados de las próximas elecciones iba a depender exclusivamente del numero de Gays y Lesbianas que decidieran votar a uno u otro partido, porque todos ellos y con una sintonía perfecta actuaron de manera uniforme.

Vaya por delante que este artículo no pretende ser un ataque a la homosexualidad ya que en mi opinión es una alternativa sexual innegable pero en mi opinión, es algo que pertenece a la intimidad de las personas.

Pero en una España ‘pendular’ vamos de extremo a extremo, porque no nos han educado desde hace muchos años dentro de unos principios éticos adecuados.

Y digo éticos, para evitar recurrir a los religiosos, porque la religión como el sexo pertenece a la estricta intimidad de las personas.

Pasamos de una España laica hasta el 1936, a dos enfrentadas de una manera irreconciliable, en las que en una parte se asesinaba a los creyentes por el simple hecho de serlo y en la otra a los que no lo eran, porque ellos asesinaban a los católicos.

Conseguimos matarnos entre nosotros durante los tres años más lóbregos de la Historia de España y al final de esos años, los ganadores establecieron la España en la que nos educamos las personas de mi generación.

Y aún recuerdo a mi padre y mis tíos comentando los Carnavales de los años veinte y treinta del siglo pasado comparándolos con los que “no vivimos” en la post guerra.

Ya nada volvería a ser igual hasta ahora.

Tuvo que pasar medio siglo (desde 1940 a 1990 mas o menos) para que las cosas empezaran a cambiar y poco a poco se han ido restableciendo legalmente los derechos de los homosexuales, se ha tergiversado la gramática incluso en ocasiones, para que lo que lo realmente es  ‘una pareja de hecho’ se defina como ‘matrimonio’ cuando eso es el sacramento que consagra la unión de un hombre y una mujer y llevando a cabo una vez más la teoría de que los españoles somos capaces de pasar de un extremo a otro, resulta que acabamos de celebrar el ‘Día del Orgullo Gay (de hecho ha sido una semana entera) con las participación mas masiva de las que se han llevado en Europa hasta hoy.

Y curiosamente, todos los estamentos oficiales municipales y todos los partidos políticos, se han volcado en asistencia y apoyo a este festival de la homosexualidad.

Por primera vez hasta el PP ha apoyado este Carnaval junto a Ciudadanos y PSOE, para que no fuera un monopolio de Podemos, que había encontrado en ese segmento un filón votos.

Y ahora les va a quedar un problema por resolver, sobre todo a Carmena y a todos los alcaldes españoles, que se negaron a montar belenes o hacer cabalgatas de Reyes Magos, argumentando que no se hacían “porque no todos los españoles éramos católicos”.

¿Quiere eso decir que si han permitido, apoyado y sufragado en alguna medida estos carnavales y desfiles de los gay en toda España, es porque consideran que todos los españoles somos gays?

Esa es una respuesta que se deben de contestar ellos mismos.

O quizás tendremos que empezar a organizarnos los heterosexuales, para poder reivindicar también nuestro día, cuando estemos en minoría, porque con la publicidad y medios que ponen a su disposición hay un riesgo evidente de que eso llegue pronto, y entonces veremos a todos los partidos políticos perdiendo el culo por el voto de los heterosexuales.

Y todo eso lo escribo desde el mayor respeto a aquellos homosexuales, lesbianas y bisexuales, que sepan vivir su condición e inclinación sexual discretamente y sin alardear ni hacer proselitismo de la misma.

Los tengo entre mis conocidos y les respeto y a algunos de ellos les tengo un afecto verdadero, porque lo viven con toda naturalidad y son felices.

Pero nunca entenderé que se quiera convertir la excepción en la regla y la regla en la excepción.

La negación de algo tan vital y elemental como la perpetuación de la especie, debería de ser motivo suficiente para que entendieran que la raza humana ha pervivido y pervivirá durante miles de años, en base a la heterosexualidad y a las relaciones entre hombre y mujeres que se sientan atraídos entre ellos.

Solo con homosexuales, la raza humana desaparecería un menos de dos siglos por medios naturales.

Siempre se podría recurrir a las nuevas tecnologías.

Por eso les he hablado de la España de los gaznápiros y se lo explico, para quienes no quieran molestarse el significado de esa palabra:

‘Gaznápiro: palurdo, simplón y torpe, fácil de engañar y sorprender’.

Tuve un profesor en mi adolescencia, que la usaba frecuentemente en clase para definir a los ignorantes que no querían aprender de ninguna de las maneras.

Desde los 16 años no la había vuelto a oír ni la había utilizado nunca.

La abundancia de esa especie en la España actual, me sirve para rendirle este pequeño homenaje a don José Chillida Chozas, que hizo lo posible para evitar que yo me convirtiera en un gaznápiro eterno

No sé si lo consiguió, pero yo me esforzado en no serlo.