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sábado, 23 de noviembre de 2024 | Última actualización: 03:12

Mí dilema personal

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

E imagino que el de muchos españoles de centro-derecha, es el del posicionamiento a tomar en las próximas elecciones.

En las Municipales  y Autonómicas tengo muy claro mi voto, ya que tanto en Burriana el Ayuntamiento del PP del que formaba parte como Concejal de Hacienda Juan Fuster en quien tengo una fe absoluta y una esperanza fundada, como en las Autonómicas Alberto Fabra que ha sabido gestionar lo mejor que ha podido el desastre que recibió    como herencia de Camps y a quien no le ha temblado el pulso para cerrar Canal 9  a pesar del costo mediático que ha tenido que soportar, además de limpiar de corruptos todas las esferas de poder en las que se habían infiltrado sus correligionarios inmorales, merecen mi apoyo y mi voto.

Pero al mismo tiempo, me rebelo ante la posibilidad de que mi apoyo a los dos candidatos mencionados, se pueda interpretar como un apoyo a Rajoy, que me ha decepcionado total y absolutamente en todas sus facetas de Gobierno, excepto en la económica.

Un hombre que no tiene palabra ni es consecuente en sus actitudes como presidente del Gobierno, que no respeta la inmensa mayoría de los puntos de su Programa Electoral y convierte en papel mojado todas sus promesas durante sus años al frente de la Oposición, que se olvida de las víctimas del terrorismo etarra, para indultar y excarcelar asesinos, que no sabe afrontar el permanente órdago que le han estado lanzando desde Cataluña Más y Junqueras y pretende que sea el discurso del tiempo quien le saque las castañas del fuego en vez de tomar él las decisiones oportunas y necesarias para aplicar la Ley contra esos indeseables no merece ser mi Presidente de Gobierno.

Pero lo más lamentable para mí, es que lo que hay enfrente es decir Pedro Sánchez, me parece una versión peor, corregida y aumentada de Zapatero y mucho me temo que si ahora aún en la Oposición ya está ofreciendo soluciones tan absurdas como las que presenta, para contrarrestar lo poco de bueno que ha hecho Rajoy, llegado el momento de decidir volvería a arruinarnos con decisiones populistas y pachangueras como las que tomaba  su antecesor y eso aún lo quiero menos.

Rajoy ha malversado estúpidamente el mayor apoyo electoral recibido por ningún Presidente de Gobierno en la España democrática, tratando de agradar a todos y no agradando a casi nadie y ahora se enfrenta a dos novillos pero también a un miura.

Ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias  tienen el carisma ni la solidez moral e intelectual suficiente para sucederle y lo vienen demostrando día a día, y por eso su “soufflé” electoral ni sube en el caso del primero ni deja de descender en el del hombre de la coleta, que contempla cada semana como se le salen del zurrón votos que le cayeron del cielo inesperadamente, cuando parecía la única opción frente a PSOE y PP.

Entre tanto, sale entre bambalinas un invitado inesperado, un Albert Rivera, que hasta ahora había sido “el llanero solitario” en Cataluña, luchando contra molinos de viento durante unos años, pero consecuente con sus ideas, y desplaza a Podemos después de las andaluzas, como tercera fuerza política, ofreciendo al Centro Derecha una opción que antes nadie había considerado, y que se consagra impulsada por los incumplimientos de Rajoy y por la corrupción no atajada en el seno del PP, por quien debió hacerlo.

Tampoco es un mérito total del brillante joven catalán, sino más bien una colaboración no deseada pero llevada a cabo por el líder del PP.

Todo eso hubiera podido evitarse, por absurdo que pueda parecer ahora, si en el momento de destaparse el asunto de Bárcenas, hubiera saltado a la palestra Rajoy en un gesto de honradez y dignidad, y hubiera puesto su cargo a disposición del partido, dimitiendo como era su obligación.

Un Presidente de un partido donde hay un Tesorero que actúa como lo hizo el del PP, debió de asumir sus responsabilidades políticas, porque si sabía lo que se cocía  dentro del partido y formaba parte del entramado no podía continuar, y si no lo sabía no merecía estar al frente de su partido.

Me dirán que no era el mejor momento para hacerlo y hubiera sido una decisión cobarde, que tampoco lo hizo Felipe González cuando a finales del siglo pasado se descubrió la trama de FILESA, MALESA Y TIME EXPORT que permitió la financiación ilegal del PSOE en su momento, pero el hecho de que no se hiciera entonces, no justifica que no se haya hecho después.

 Tanto uno como el otro demostraron ser indignos Presidentes del Gobierno, y si el primero fue barrido en las siguientes elecciones generales, mucho me temo que el Registrador de la Propiedad gallego vaya a seguir la misma suerte a final de año y bien merecido que lo tendría.

Y mientras llega el momento, considero que si a Rajoy le queda algo de sentido común y un mínimo de cariño por su partido, lo mejor que puede hacer es dimitir tan pronto pasen estas elecciones Municipales y Autonómicas en las que por su culpa el partido va a perder mas de dos millones de votos de los que tuvo en los anteriores comicios autonómicos y municipales y permita que su partido elija a una persona joven y descontaminada o recupere al mejor Presidente de Gobierno que ha tenido la España democrática  es decir a Aznar, para poder concurrir a las elecciones generales con opciones a seguir gobernando, aunque sea con mayoría minoritaria y apoyado por Ciudadanos, ya que de seguir Rajoy  su presencia iba a restar mucho, y ni con el apoyo de tercer partido podrían superar la suma de todo el resto de partidos de izquierdas coaligados, y eso si que sería terrible para España.

Hasta ahora no había querido expresarme en ese sentido, por no hacerle la cama a la izquierda, pero mientras no se la hacía yo, se la iba haciendo Mariano con sus despropósitos, así que llegados a este punto tengo que denunciar públicamente mi sentimiento:

Rajoy no suma, resta y es el responsable del fracaso del PP.

Y eso lo tiene que decir con todo el dolor de su alma, un votante del PP desde hace muchos años, pero sobre todo un español que piensa en España antes que nada.