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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Rajoy divide al PP

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Y lo más lamentable, es que lo hace esta vez víctima de su misma inconsistencia moral y política, y de la eterna reivindicación de un catalanismo independentista, que consigue que Rajoy, como antes Zapatero, Aznar y Felipe, sean las ‘víctimas de su victimismo’.

En esta situación, a cuenta de un ‘déficit autonómico a la carta, y a la medida de los intereses catalanes’, ha conseguido que los Gobiernos de Murcia y de la Comunidad Valenciana, se posicionen junto a CIU-ERC (por Cataluña) y al PSOE-IU (por Andalucía), frente al resto de los Gobiernos Autonómicos regidos por los populares.

El gallego, carece de la ética personal y del fuste estratégico de la política, para poder torear esos miuras.

Con un Gobierno en mayoría absoluta, con la mayor dosis de poder de la que ha dispuesto nadie en España desde los años ochenta del siglo pasado, no ha sido de capaz de dar una a derechas (quizás únicamente, en el aspecto macro económico, y no lo tengo tan claro), y sigue navegando a bandazos, dejándose manipular por quienes ni siquiera quieren ser españoles, ni les interesa nada que huela a España, si no es para sangrarla.

Y por no saber, no ha sabido ni mantener cohesionado al Partido Popular, que ahora se escinde por motivaciones de egoísmos regionales, cuando debería de permanecer compacto frente a una oposición heterogénea, que sólo busca desgastarle y restarle apoyo popular, y a fe mía que lo está consiguiendo.

Si como nos dicen en Valencia y Murcia los gobernantes autonómicos, lo que falla es el sistema de financiación, que no ha incorporado los términos actualizados de población, hubiera sido mucho mas razonable, incorporar los datos actualizados a esos parámetros, y poder unificar conceptos homogéneos para todos, y solucionar el problema de una vez por todas.

A partir de ese momento y con las reglas de financiación perfectamente definidas y una vez marcados los límites al déficit público de las Autonomías, nadie hubiera podido sentirse discriminado negativamente.

Pero en vez de obrar con sensatez y mantener compacto a su partido, ahora lo tiene dividido y además sujeto a la mecánica que se viene repitiendo en los últimos cuarenta años, es decir a “deudas históricas” inventadas por unos y otros, y a merced de quienes en este momento no tienen nada que decir, ya que no son imprescindibles para la gobernabilidad del Estado.

Siento decirle una vez más  Sr. Rajoy, que es usted una decepción permanente.