Miguel Prim Tomás. Ex Parlamentario Nacional.
Hace algún tiempo, estaba sentado en una terraza de una cafetería tomando un refresco, cuando en la mesa de al lado observé a un matrimonio con dos hijos de pequeña edad; ambos niños llevaban móviles y abstraídos con los mensajes, juegos, etc. estaban ausentes de sus padres, los cuales además estaban allí sentados con su conversación, ignorando a sus pequeños.
Daba la escena, la sensación de que la familia actual está en un momento clave, en la que el distanciamiento a causa de las nuevas tecnologías, en aquel instante era los móviles, pero podía ser en sus domicilios los ordenadores, era evidente. No quiero decir con ello que sean todas las familias las que se comportan así; sería catastrófico para el futuro de este País, pero ello, en sí nos da un toque serio de atención.
Y todo esto viene a cuento de lo sucedido en León hace pocas fechas con el asesinato de una política y la aparición en las redes sociales, por ejemplo en los Twitter en los que algunos jóvenes se han dedicado a hacer comentarios amenazantes con una posterior reacción en cadena de apoyo a los mismos.
Me trae a la memoria mis pasados artículos sobre el distanciamiento de los ciudadanos ante los políticos. Se ha creado un caldo de cultivo, yo calificaría de muy peligroso, en que se está confundiendo la democracia con el libertinaje sobre todo por aquellos que utilizan las redes sociales con una impunidad, creyéndose en poder de la verdad y pensando que ellos lo arreglarían rápidamente con esa violencia que al parecer pregonan.
Hasta aquí, está la meditación a la que pretendo invitar. Por una parte, en la familia de hoy, en algunos casos hay un distanciamiento con los hijos, al usar y abusar de esas tecnologías.
Tecnologías que son muy útiles para muchas cosas, pero muy peligrosas si no se utilizan en su momento para ciertos casos, y en otros con una impunidad que da miedo pensar que futuro estamos preparando para esa sociedad que ahora crece pero en muchos casos es menor de edad y en otros ha traspasado hace muy poco la mayoría de ella.
Los políticos deberían estar muy al tanto a la hora de plantear nuevas medidas que pongan orden a ciertos desmanes dialécticos y sobre todo que la sociedad se merece una democracia en la cual la familia tenga mucho que decir y hacer por el bien de un futuro mejor, que es lo que todos deseamos.