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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 10:16

El asesino víctima

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

Josu Uribetxebarria Bolinaga, integrante de la organización E.T.A., condenado por la justicia a casi doscientos años de cárcel por el asesinato de tres guardias civiles, y su participación en el secuestro del antiguo funcionario de prisiones José Ortega Lara, cuya duración ostenta el triste  récord de ser el más largo de la historia criminal etarra: un total de 532 días. La semana pasada, el referido señor, conocido a nivel mediático por su segundo apellido Bolinaga, pasó a mejor vida, tras padecer un cáncer. Resumiendo: un asesino en toda regla, abandonó este mundo supongo yo que para pudrirse en el infierno de su propio odio. Porque mucho odio acumulado en las entrañas se debe de tener para llevarse por delante a gente inocente o casi permitir que Ortega Lara muriera abandonado a su suerte en el zulo donde estuvo secuestrado, en condiciones infrahumanas.

Aplicando la legislación penitenciaria, las autoridades permitieron la excarcelación del terrorista a causa del proceso cancerígeno que sufría, y como al parecer las cárceles españoles en materia de asistencia sanitaria se parecen muy mucho al zulo de Ortega Lara, hubo que dejarle salir. De este modo, tendría garantizados los cuidados y la atención médica que su podrida naturaleza no supo siquiera concebir para sus víctimas. Mientras tanto, en los pasillos de la Audiencia Nacional, algún lúcido forense estampó su firma en un Informe dictaminando el inminente fallecimiento del asesino y secuestrador a causa de sus tumores. Si caemos en la cuenta que el terrorista de marras, fue excarcelado en agosto de 2012 y ha fallecido en enero de 2015, al forense que supervisó su expediente le deseo y espero un urgente cambio de actividad profesional, el cultivo de margaritas o el reciclado de boñiga de vaca, habida cuenta de la estupenda pericia demostrada a la hora de calibrar la inmediatez de la muerte del secuestrador y asesino: desde agosto de 2012 hasta la muerte  "inminente" han transcurrido dos años y cinco meses. El ojo clínico del forense está más tuerto que un pirata.

¿Por qué dedico mi atención a un asesino?, pues francamente por una única razón: ha muerto sin ver cumplido ninguno de los objetivos por los que asesinó y secuestró a inocentes, y encima recibió un trato infinitamente más humanitario y benigno por parte de las instituciones del ‘Estado opresor’ del que él y su organización asesina siquiera imaginaron. Su ‘causa’ no ha valido para nada, y encontrándome en la convicción que existe vida más allá de la muerte, compadezco al sujeto este, Bolinaga, a buen seguro se cercioró que toda su existencia ha valido menos que nada: ha sido una auténtica mierda.