Rafa Cerdá. Abogado.
Nadie negará que la política española vive sometida a una frenética velocidad. Semanas atrás, la sensación de absoluto bloqueo era más que evidente en las cúpulas de los partidos, ni el Partido Popular conseguía levantar el veto absoluto de Pedro Sánchez (el tan manido ‘No es No’), ni tampoco los partidarios del ‘Gobierno Alternativo’ daban pasos en firme a la hora de construir un bloque parlamentario homogéneo y dotado de cierta consistencia. Mucho discurso, demasiada proclama, múltiples llamamientos a la unidad de las organizaciones de izquierdas, con nulo resultado.
Cuidadín porque todo parecía abocado a las terceras elecciones generales en menos de 365 días. Y de repente, la implosión en el seno del Partido Socialista Obrero Español, que ha visto defenestrado a Pedro Sánchez del cargo de Secretario General, convulsiona el escenario político. La Gestora que se ha erigido como responsable de la organización socialista, es consciente de la incapacidad del partido a la hora de afrontar un enfrentamiento electoral. La profunda fractura interna ahonda una división que sólo puede aspirar a un mero ejercicio de supervivencia durante los próximos meses, al menos hasta la convocatoria de un Congreso Federal que reconstruya un partido roto. Hasta que no se proceda a la reorganización del socialismo, su dirección provisional se ve casi ‘obligada’ a la abstenerse en las votaciones para investir a Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno.
Cuidadín ante el vuelco: de acostumbrarnos a una eterna interinidad gubernamental, a de repente casi tocar la proximidad de un Gobierno, que deberá sudar la camiseta si desea gozar de una mínima permanencia. Los responsables socialistas optan por el mal menor, y bien que se encargarán de simular su postura abstencionista con mil y un juegos dialécticos. El tiempo juega en su contra, y deben ganarlo al precio que sea.
Cuidadín con la izquierda más izquierdosa; Podemos tampoco se encuentra exento de riesgos. La feroz lucha que se vislumbra entre los partidarios de Pablo Iglesias y de Íñigo Errejón, no esconde más que el choque entre una postura más moderada y abierta a atraer el voto socialdemócrata que encabeza Errejón, y la opción más escorada a la izquierda con un cariz rupturista. La crisis del PSOE y su eventual sustitución como principal partido de la oposición por parte de la organización morada, ha rebajado el foco de atención sobre las múltiples contradicciones que los preconizadores de la "nueva política" albergan en su seno.
Cuidadín con todos los pronósticos y análisis, todo parece pero en nada puede quedar. Rajoy tiene casi asegurada la Presidencia del Gobierno, pero la abstención del grupo parlamentario socialista no se ha producido. Por no tener, ni anuncio de una eventual investidura tenemos. Como siempre a lo largo del último año, nada serio proveniente del mundo de la política pasa de la mera intención. La realidad se queda para los sufridos contribuyentes, como usted amable lector y como yo. Los políticos hablan, se culpabilizan unos a otros, mientras el resto sufrimos las consecuencias. Cuidadín, cuidadín,...