Rafa Cerdá. Abogado.
Creo en la existencia del Mal. Como una entidad presente en la historia de la Humanidad, y que en ciertos avatares ha sido captar de exhibir su faz en forma de atrocidades, genocidios y matanzas, llevadas a término por verdaderos monstruos humanos: el Holocausto promovido por Hitler y los nazis, las purgas del comunista Stalin, la aniquilación de millones de camboyanos a manos de los je meres rojo, el grado de odio acreditado por toda suerte de terrorismo,...y únicamente por citar algunas de las peores ‘salvajadas’ que las últimas décadas han contemplado.
La ciencia histórica tiene el cometido de recoger, procesar y estudiar todas las condiciones y circunstancias que propician que un grupo de personas revestidas al frente de sistemas de poder, masacren a sus semejantes. Si las guerras y conflictos bélicos, son cercanos en el tiempo, los medios de comunicación divulgan en tiempo real la manera en la que los hechos están ocurriendo. Nunca como en el presente, la capacidad de acceso a las fuentes de información había revestido la inmediatez y la facilidad para millones de usuarios de las nuevas tecnologías a través de dispositivos tales como terminales móviles, tabletas, ordenadores, etcétera, siempre "conectados" a internet.
Todo ese ingente volumen de información adquiere un tamaño gigantesco, abarcando todos los aspectos de la realidad; pero uno en concreto, apenas adquiere un eco temporal más allá de unos grandes titulares durante las escasas jornadas en las que la ‘noticia’ genere audiencia. ¿Cuántas veces informan los periódicos de los resultados de todas las competiciones deportivas que se celebran?, ¿con qué frecuencia se nos proporcionan estadísticas en materia de déficit público, niveles de empleo, fraude fiscal y demás?,....al menos a mí, este tipo de información me satura en ciertas ocasiones.
Pero esa misma atención mediática, y hasta me atrevería a decir el propio interés de la sociedad en su conjunto, ¿posee la misma intensidad cuando se habla de la explotación infantil?, ¿del aberrante comercio sexual de menores?, ¿de la "industria" que promueve el secuestro de niños y niñas e incluso bebés, que son sometidos a todo tipo de depravaciones, que son grabadas y fotografiadas con la finalidad de ser distribuidas?....Sí es cierto, ocasionalmente los medios de comunicación recogen el desmembramiento de una red dedicada a la distribución de "material pedófilo", nos indignamos y a dar paso a la sección de deportes. ¿Qué ocurre con los detenidos?, ¿de dónde procede su asquerosa mercancía?, ¿qué mente enferma recibió el material?...
Sabemos casos aislados: delincuentes solitarios que son encarcelados por la comisión de delitos de carácter sexuales. Despojos humanos singularizados, pero ¿y todo lo qué hay detrás?, ¿qué magnitudes económicas se mueven?, ¿qué redes se encargan de secuestrar a bebés incluso?, ¿qué ámbito nacional o ínter nacional tiene la aberración de someter a vejaciones sexuales a criaturas de corta edad?,...
Demasiadas preguntas, y escasísimas respuestas. Sabemos muy poco sobre las prácticas de las más aberrantes conductas que la naturaleza humana lleva a cabo y sus responsables: ¿por qué ese manto de silencio?, ¿qué ocurre en nuestra sociedad y sus medios de información?...La ignominia y la depravación más absolutas cometidas contra niños y niñas que apenas empiezan a vivir, silenciadas. Como el Mal que las promueve.
Piénselo: ¿y si fuera su hijo o su hija la víctima de estos abusos?, ¿qué haría?, ¿permitiría que cayera en el olvido?...