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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Están muriendo

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

La infinita crueldad de las imágenes de cadáveres, niños heridos y ciudades convertidas en ruinas, provenientes de Siria, significan la estrepitosa realidad de la indolencia de la llamada ‘Comunidad Internacional’. Desde hace más de año y medio, una atroz Guerra Civil asola el territorio sirio, cuya estabilidad es pieza esencial en el complicadísimo tablero de ajedrez que ha devenido la política de Oriente Próximo. Un débil equilibrio impide que naciones como Israel, Líbano, Irak, Jordania o Irán se engullan unas a otras. La antigua tierra de los Profetas se enfrenta a un enorme desafío en el mantenimiento de una precaria tregua que enfrenta por un lado a Israel contra el resto de potencias árabes que le circundan, y a éstas entre sí. El conflicto interno que está sufriendo Siria supone una vuelta de tuerca más en un auténtico polvorín de intereses contrapuestos y demasiado a menudo, han estallado en espirales de violencia y muerte.

Pero los análisis geoestraégicos, no deben perder la perspectiva que bajo el ritmo frenético que marca la actualidad, una sociedad entera está siendo masacrada por un régimen despótico, cuya cabeza se paseaba por las cancillerías europeas con todos los beneplácitos....y no hace tanto tiempo. Cada jornada las noticias nos devoran con imágenes y testimonios que nunca acaban, mientras fuera  de las fronteras de Siria sencillamente no se mueve ni un dedo por aliviar el sufrimiento de esos miles de personas. Almibarados discursos de dirigentes internacionales y eternas discusiones por parte de la inoperante Organización de Naciones Unidas, son el trasfondo sonoro de una brutal inoperancia.

Lo triste, lo verdaderamente patético a mi juicio, ha sido el modo en qué las personas han sido asesinadas (mediante el uso de armamento biológico) lo que ha provocado cierta posibilidad de intervención militar por parte de los Estados Unidos y algún que otro aliado extraño (como el caso de Francia, tan contraria a actuar en ocasiones anteriores).  Que grupos enteros de inocentes mueran a manos de tiroteos, bombardeos, hambre y por toda clase de torturas, incendios de pueblos y ciudades, etcétera, no conmueven ni un ápice las conciencias de los dirigentes del mundo. Sólo la aparición de armas biológicas activa los instintos de "indignación" de los gobiernos del mundo...en pocas palabras, no importa tanto morir como el método que utilicen para asesinar. Curiosa ética. Obama lanza la pelota al Congreso en busca de alguna contrapartida de política interna (la negociación del presupuesto se encuentra en plena actividad), la ONU y su Secretario General se encontrarán perdidos en alguna Comisión que estudie la posibilidad de enviar a un grupo de investigadores en el momento propicio, es decir, nunca. Y su Consejo de Seguridad hablará y hablará y hablará...sin emprender nada.

Y mientras se discute, se decide, se vota, se investiga, se comparece ante la prensa....mientras tanto, las mujeres, hombres y niños sirios están muriendo.