Rafa Cerdá Torres. Abogado.
Menudo trajín nos viene. Apenas no hemos cerrado el primer trimestre del 2015, y ya nos encontramos en plena vorágine de la campaña electoral a las elecciones al Parlamento Andaluz, previstas para el 22 de este mes de marzo. En cuanto se hayan celebrado, en apenas dos meses, asomarán la patita las elecciones municipales en todo el país, así como una gran parte de los Parlamentos Autonómicos, a excepción de Galicia, la ya citada Andalucía, País Vasco y Cataluña, cada una de ellas con una agenda electoral propia referida a su propio Gobierno.
Y sin apenas respiro, nada más acabe el verano tendrá lugar (si imponderables de última hora no lo estropean) las denominadas ‘Elecciones Plebiscitarias’, la última de las ocurrencias del Plan Soberanista (más bien esperpento político) ideado por Artur Mas para elegir un Parlamento en el que espera poseer una mayoría independentista, la cual debe proceder a declarar la "desconexión" de Cataluña del resto del Estado (y que pretenden que paguemos el conjunto de los españolitos a quienes no pueden ni ver), si sus planes no fallan.
Y como culminación de la juerga de sufragio que nos espera, la elección de todas las elecciones: las Generales. Para la renovación del Congreso de los Diputados y del Senado, la fecha con la que culmina la X Legislatura Constitucional, se concreta en el próximo mes de noviembre, si bien el Presidente del Gobierno posee la facultad de adelantar esa fecha aunque a la vista de la agenda, sólo podría anticipar la convocatoria al mes de octubre, o incluso antes. Todo puede ser en la misteriosa agenda de Mariano Rajoy, a quien se le podrá achacar muchos defectos, pero nunca el de saber controlar sus silencios.
¿Posibilidades, resultados de los procesos electorales?, todo es posible y ninguna eventualidad es descartable, si bien considero que el "calentón" que buena parte de la ciudadanía tiene contra la clase política se irá diluyendo a medida que el calendario electoral se acerque a la gran cita: las Elecciones Generales. Todas las formaciones políticas tienen mucho que demostrar: Podemos debe asegurar la consolidación que le otorgan las encuestas a unos resultados que acrediten un proyecto político solvente; P.S.O.E. con tal de mantener la segunda posición a nivel nacional conseguiría un magnífico resultado al igual que el Partido Popular, que sólo con sostener una posición hegemónica en todo el país (y qué decir si mantiene mayorías en Madrid o Valencia) ya tiene bastante. Unión, Progreso y Democracia se encuentra en una difícil tesitura ante el irresistible avance de Ciudadanos (imparable en las encuestas, por fin se abre la posibilidad de un partido de centro a nivel nacional) e Izquierda Unida no sabe no contesta a los cantos de sirena de difuminarse dentro de "mini-Frentes Populares".
Veremos qué ocurre, mientras tanto no hay que olvidar que la última palabra, siempre la tiene usted: su voto es su voz, y no podemos permitir que nadie hable por nosotros.
