Enrique Domínguez. Economista.
El sector cerámico, desde la segunda mitad del siglo pasado, ha sabido posicionarse como el principal sector industrial de la provincia de Castellón y colocarse tras la estela del sector italiano; ha sabido crear junto a las fritas y los esmaltes y la maquinaria cerámica, un clúster de fuerte peso internacional.
El sector cerámico ha sufrido crisis diversas: por cambios tecnológicos, por las materias primas, por diferentes conflictos bélicos, por crisis económicas. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, fue capaz de pasar de exportar la mitad de su producción a enviar fuera cerca del 80%. Pero a costa de reducir su producción casi a la mitad y de disminuir su plantilla en más de diez mil personas.
Ahora que resurge con de nuevo, su reto para seguir siendo un sector de futuro está en igualarse con Italia no en metros cuadrados producidos sino en el precio por metro cuadrado vendido (es la mitad del italiano), en controlar mucho más el proceso de investigación (en manos en gran medida del sector de fritas), en disponer de auténticos departamentos de marketing (no solo comerciales), en seguir innovando y, sobre todo, en dotarse de una gran dosis de creatividad (porque la tecnología inkjet está en manos de todos los competidores). Así será un sector de futuro.