Susana Ros. Diputada socialista por Castellón en el Congreso.
El Gobierno del PP quiere cambiar la Ley Educativa más consensuada y dialogada de la historia (la LOE) que, a día de hoy concita el mayor rechazo conocido a una Ley educativa en democracia.
1.- Desprecio a la comunidad educativa y a los interlocutores sociales y políticos. Sin dialogar.
2.- Impone una contrarreforma segregadora e intervencionista.
3.- Carece de una memoria económica creíble y suficiente y deja a una dudosa financiación europea.
4.- Incumple el principio de igualdad de oportunidades al producir la segregación temprana, permitir la publicación de rankings y favorecer la exclusión del alumnado con dificultades.
5.- Promueve un sistema de reválidas con efectos punitivos en vez de formativos, que alienta la desconfianza hacia el profesorado y limita la formación integral del alumnado.
6.- Devalúa el sistema de Formación Profesional, necesitado de impulso y respaldo, y organiza una clasificación de asignaturas arbitraria, con una ordenación académica incongruente y antipedagógica.
7.- Niega la diversidad lingüística de las Comunidades Autónomas con lengua propia.
8.- Impone la recentralización educativa al promover un cambio en la distribución de las competencias y otorga al gobierno del Estado el total control de ciertas áreas estructurales y una mayor capacidad para determinar el currículo y las nuevas reválidas.
9.- Limita la participación de la comunidad educativa al vaciar de competencias los consejos escolares.
10.- lesiona la acreditada equidad de nuestro sistema educativo público sin mejorar la calidad e instala un modelo educativo elitista, economicista e impropio de un Estado aconfesional.
Los resultados de esta política regresiva que considera que la educación solo debe estar al alcance de una élite –preferiblemente económica- ya se están viendo. Wert y el PP ha metido con gusto la tijera en educación.
Si el Gobierno del PP se empecina en aprobar esta Ley, sirviéndose de su mayoría absoluta, pero en contra de toda la comunidad educativa y de todos los grupos parlamentarios de la oposición, la ley nacerá muerta y condenada al fracaso.