Vicente Aparici Moya. Consultor Ambiental. Patrono Fundación Economía Circular.
Cambiar el modo de producción del futuro, a fin de lograr que cada producto tenga múltiples ciclos de uso y producción es el objetivo de la Economía Circular. La idea es que “los recursos se conviertan en productos, los productos en residuos y los residuos en recursos». Dicho de otra manera, que el final de vida de un producto sea la base para el nacimiento de otro. Una de las definiciones que solemos utilizar en la Fundación Economía Circular.
Es, por tanto, un planteamiento que va más allá del reciclaje. No se trata sólo de minimizar o reparar los daños que se originan en el actual sistema, sino de ocuparse también de las causas. Ello exige pensar en el impacto medioambiental en todas las fases de producción, incluso en el diseño y concepción de los productos (Ecodiseño). El paradigma de la economía circular se opone al actual sistema lineal de producción. Si hasta ahora el comportamiento era «tomar, hacer y desechar», la que propone el modelo de Economía Circular es «reducir, reutilizar y reciclar». De forma que todos los materiales y productos de la cadena productiva sirven para alimentar otros sistemas.
Esta nueva secuencia «reducir, reutilizar y reciclar» permite a las empresas optimizar sus recursos y materiales y por tanto aumenta su Rentabilidad. Se produciría pues un gran ahorro de materiales y se crearían muchos miles de puestos de trabajo. Hay ya algunos estudios que aportan datos al respecto.
Aumenta también la reputación de las empresas. En estos últimos años, las empresas se han preocupado por el impacto ambiental de sus actividades productivas, desarrollando políticas de responsabilidad medioambiental para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación ambiental, etc., Promover la economía circular representaría un paso más y posibilitaría la diferenciación respecto a otras empresas. Un modelo que requiere que las empresas comprometidas cooperen entre sí y trabajen en red, pues los residuos de unas son los recursos de otras. Podría llevar incluso al desarrollo de polígonos de economía circular (Simbiosis industrial).
Este sistema, además, genera un ecosistema favorable a la innovación, y con ello promueve la aparición de nuevos modelos de negocio. Vemos por tanto que, la economía circular, se presenta como una solución alternativa a un modelo de producción y consumo que comienza a formar parte del pasado y que está llamado a una clara renovación.
Por ello, el Parlamento Europeo, aprobó la resolución ‘Hacia una economía circular: un programa de cero residuos para Europa’, y se ha comprometido a legislar sobre el tema. Es indiscutible que hay necesidad de una respuesta global. Pero, a la vez, es también una oportunidad para que líderes empresariales se conviertan en los protagonistas del cambio hacia un nuevo modelo. Lo comenzamos a ver ya en algunas grandes empresas de nuestro país. Obviaré nombres que están en la mente de todos.
Un modelo que se ocupa del medioambiente y también de las personas. Porque es más sostenible pero a la vez más creativo, más participativo, más eficiente, más productivo, y más generador de empleo. Un modelo más reconocido y con mayor reputación, del que tanto el empresario como el trabajador se sienten orgullosos y del que todos se sienten parte. Quiza el mejor modelo posible para un futuro complicado y difícil, pero no inalcanzable.
Vale mucho la pena que lo intentemos.