Luciano Ferrer Pons. Vicepresidente Provincial Gestora VOX Castellón.
En la intervención parlamentaria que tuvo el pasado miércoles 27 el muy preclaro e insigne orador, el Molt Honorable President Puig, respondiendo a la intervención de Alexis Marí portavoz de Ciudadanos, que acusaba de que el modelo educativo de este Consell es "el adoctrinamiento y el ataque a la escuela concertada", habilidoso él, dijo tajantemente: "no adoctrina" y añadió, en un desaforado rasgo de su talante democrático, que "las concertadas que cumplan las normas no tendrán problemas con este gobierno".
Tranquilos nos deja con su respuesta, pues de todos es sabido que quien cumple las normas impuestas nunca tendrá problemas. Mas el quid de la cuestión estriba en quién impone esas normas, qué trasfondo existe tras esas normas y en qué se fundamentan. A lo primero la respuesta es sencilla, las normas las imponen los miembros del Consell y, por tanto, al albur de su criterio. De donde colegimos que el meollo del asunto se encuentra en el criterio empleado: ¿Tienen en cuenta dichas normas el bienestar, la promoción social, la mejora, el progreso de la población a la cual se dirige?, o, por el contrario ¿son fruto del intento de modificar el "status quo" de toda la sociedad para dar rienda suelta a los más bajos instintos de un tipo de ideología en particular?
A esto no dio respuesta. ¿Acaso será porque después de todo sí existe un plan oculto de introducir esta Comunidad en un nacionalismo separatista pancatalanista, abrazando a la par el relativismo moral? Mucho nos tememos que esa es la razón única que guía sus pasos, teledirigidos por sus socios de gobierno.
Obtendremos la respuesta si somos capaces de preguntarnos si podremos escolarizar a nuestros infantes en cualquiera de las dos lenguas cooficiales como vehicular (hoy sólo existe el PEV o enseñanza en valenciano y el PIV o inmersión lingüística en el valenciano, esta última con apuros).
También tenemos que preguntarnos si, según nuestras convicciones morales, podremos llevarlos al centro de nuestra elección o simplemente a aquel que la administración nos asigne (hecho éste que redunda en una disminución de la calidad en la enseñanza dado que los centros tienen asegurado el alumnado sea ésta buena o mediocre), y si se podrá analizar el contenido de los libros de texto con el objeto de conocer qué criterios han elegido para enseñarles y cuáles son las materias transversales (la transversalidad es la auténtica educación, es la que moldea la personalidad del individuo y no las materias básicas que son el fundamento de la instrucción o enseñanza) de tal manera que sean acordes con aquello que los progenitores deseamos.
Éstas y algunas otras más son las preguntas que un servidor se hace y, desgraciadamente, aprecio una fuerte tendencia a la negatividad en la respuesta si la pretensión es continuar gozando de los beneficios ofrecidos por la sociedad del bienestar y amparada por la Constitución Española: una educación pública, gratuita, de calidad y acorde con la voluntad de los padres.
Puedo asegurarles que éste es el modelo de educación que siempre hemos defendido y defenderemos desde VOX. El modelo que asegure la libre elección de los padres, siendo parejamente pública, gratuita y de máxima calidad, incluyendo en este concepto a la enseñanza concertada.
Con otros, ya ven, pueden ir preparando sus bolsillos o aceptando agachar la cabeza y someterse a voluntades ajenas como en otros tiempos de antaño.