José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Semanas atrás y con poca diferencia de días coincidí con dos políticos, ambos con responsabilidades de gobierno.
Mantuve una cordial conversación con un concejal del partido gobernante en una de las tres ciudades más pobladas de nuestra Autonomía, coincidiendo ambos en un acto de carácter cultural y educativo. La otra fue con un diputado autonómico también del partido gobernante en la actualidad, es decir del PP
En la primera charla, amistosa y distendida, pues nos conocemos desde hace bastantes años, además de versar sobre típicos y tópicos, preguntarnos por nuestras respectivas familias y amigos comunes, hablamos de las responsabilidades por el asumidas de más en los dos últimos años y de la carga de trabajo que ello le conllevaba.
Estaba satisfecho por la actuación que su corporación municipal estaba llevando a cabo y en particular la de la concejalía de la que es responsable. Podía haber sido una más de las conversaciones que con alguna periodicidad mantenemos, salvo porque casi al acabar cometí la indiscreción o el error de preguntarle cómo veía el resto de legislatura y como creía que iban a ser los resultados de las próximas elecciones para el PP.
Su respuesta me dejó tan perplejo que no me atreví a continuar con la plática. Con rotundidad me dijo "a poco que la situación económica cambiase iban a ganar de calle, su frase fue ¿pero es que hay alguien que sepa hacerlo mejor que nosotros?"
La segunda conversación fue a pie de calle, un encuentro casual y más breve que el anterior y por motivos conocidos por ambos, después de justificar los recortes habidos en educación, sanidad y servicios sociales porque son necesarios, ya que la situación económica es muy difícil, porque Alberto está trabajando denodadamente para conseguir que desde Madrid se tenga en cuenta nuestra situación y lo injusta de ella por el desequilibrio de financiación , me espetó lo siguiente:"...Claro, somos conscientes que todo esto nos va a costar votos y puede incluso que perdamos la mayoría, y que gobernara un tripartito en la Comunidad". Continuó su intervención: "Eso además de impensable, es poco probable y por ello estamos trabajando, porque claro, ¿Cómo van a gobernar ellos? No puede ser, no están capacitados, no saben (esto es de cosecha propia, por evitar reproducir nombres y apellidos), un tripartito, menudo desastre..."
Sin dudar en absoluto del trabajo que en el día a día están realizando los concejales en todos los ayuntamientos, así como el menos conocido, pero no por ello menos dedicado de los diputados autonómicos, conocedores de las comarcas de la comunidad, con los problemas, inquietudes y necesidades de cada una de ellas y de sus gentes, siendo portavoces desde la cercanía y el conocimiento, creo no está de más reflexionar en voz alta y también privadamente.
El hombre público, dedicado al servicio de los ciudadanos, velando por su bien y atendiendo las demandas de todos por encima del interés partidista, y nunca mejor dicho, debe mostrar por su parte una clara, manifiesta, y absoluta vocación de servicio ante sus conciudadanos, manifestada de múltiples formas en su actuar diario.
En épocas difíciles como la actual en los que todos hemos tenido que incorporar en nuestra cotidianidad la provisionalidad, la interinidad, la flexibilización... y un largo etcétera todos los políticos, por coherencia con su dedicación también deben hacerlo ahora más que nunca y además así han de ser vistos por los votantes, ante los que cada cuatro años más menos han de examinarse.
El político deberá hacer suyo el que solo desde la humildad en la que se reconoce que el error es posible, que no se dedica uno a esto para enriquecerse, que no pretende estar toda la vida, que además se cree lo que dice y hace, resultará creíble, y su gestión aceptada.
Quien así actúe transmitirá con toda seguridad que lo de la honestidad no está pasado de moda, y que no solo se trata de no "trincar" ahora porque hay crisis, miedo , además se investigan las cosas más y a ver quién es el gracioso que se atreve, sino que se lo cree, que forma parte de sus principios.
Para acabar la honorabilidad de su persona, privada y pública será incuestionable, pues estando convencido de que lo pueden hacer mejor que los contrarios, basta ver donde estamos ahora y de dónde venimos, los respetarán porque en democracia son así las cosas.
A poco más de media legislatura nuestros representantes tendrán que empezar a creerse que los votos se consiguen no solo por lo que hacen en Madrid, sino también por lo que se hace y se transmite aquí, y por tanto valorar que la recuperación económica(que ojala los de a pié la veamos pronto) no va a ser únicamente lo que va a decidir el voto, pues aunque es cierto que en la travesía del desierto hemos avanzado mucho, no será lo bastante como para que el trabajo, y con ello la estabilidad familiar, la posibilidad de consumo, de crecimiento haya aumentado lo suficiente, para inclinar por si solo la balanza a favor del PP.
Del mismo modo, aunque no lo reconocerán públicamente, son gajes del oficio , si sabrán aceptar que la democracia conlleva la posibilidad de la alternancia en el gobierno y que quienes están hoy en la oposición, con votos tan legítimos como los propios, pueden gobernar en el próximo cuatrienio, solos o en compañía, gracias a los votos de los ciudadanos.
No crean quienes hoy no gobiernan que están exentos de lo anterior, pues la crítica la recibe quien actúa, toma decisiones y no se deja llevar por la marea, errando por ello en alguna ocasión; el descrédito lo obtiene quien critica por sistema, sin analizar, sopesar o valorar y a eso estamos muy acostumbrados.
Hagan un pensamiento y denle dos vueltas al asunto, no vaya a ser que aparezca en escena un partidito (partido pequeño) y que con cuatro o cinco diputados o dos concejales nos gobiernen los ayuntamientos o la Comunidad.