F. F.
El Castellón no sale de una y se mete en otra. En estos momentos revive sus peores momentos tras la derrota en casa ante el Orihuela por 1-2. Tras la destitución de Ramón Calderé, el equipo ha pasado a ser dirigido por Kiko Ramírez, quien debutó con una victoria en Torrevieja, pero ha vivido la primera derrota ante el Orihuela. El equipo se encuentra a cuatro puntos del descenso, aunque llegó a estar a dos a ala conclusión de la décima jornada de Liga.
El ambiente que rodea al equipo, con el alejamiento de la afición del proyecto del presidente David Cruz por los precios de los abonos y los resultados, lo que provocó que en el encuentro del domingo se reclamara su dimisión en las gradas.
Tampoco ha ayudado a tranquilizar la situación algunos de los comunicados emitidos en las últimas semanas por el club. En uno mostraba su malestar con las decisiones arbitrales al considerar que el Castellón había salido perjudicado en este comienzo liguero. En otro se denunciaba que la pasada semana que el ayuntamiento de Castellón le retiraba subvenciones y le obligaba a pagar la luz y el agua, cuestiones ambas que fueron negadas por parte del Consistorio.
Todo esto ocurre en una temporada clave e importante para el futuro de la entidad que debe hacer frente cada mes a compromisos con Hacienda y la Seguridad Social, además de encontrarse inmerso en un concurso de acreedores y con una deuda con Hacienda en torno a los 4,3 millones de euros.