Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
En mi niñez en el TBO y similares solían salir los consabidos cuentos cortos en imágenes dibujadas, donde dos personas se hablaban y cada una de ellas contestaba algo que nada tenía que ver con lo que lo que le preguntaban, ya que cada uno iba a su bola sin escuchar ni razonar.
Eran dos cotorras sordas, soltando sus absurdas e inconexas parrafadas sin escucharse, y a eso se le llamaba diálogo de besugos.
Pues bien en eso han convertido Rajoy y Mas sus intercambios epistolares, hartos ya de reunirse, de hablarse y de no decirse el uno al otro, nada de lo que su interlocutor quiere oír.
Mientras uno a falta de propuestas inteligentes y soluciones válidas para los problemas que aquejan y arruinan a los catalanes, solo sabe hablar del derecho a decidir (Arturo Mas, que difícilmente llegará nunca a menos) el otro le remite a las Leyes y a la Constitución (Mariano Rajoy que las conoce y las utiliza, pero nunca ha tenido el valor de aplicarlas convenientemente).
Y entre dimes y diretes siguen sin querer oírse ni entenderse, y consiguen enfrentar a los españoles con los catalanes e incluso acabaran enfrentando a los catalanes entre ellos, en cuanto alguien les explique convenientemente a nuestros vecinos, lo que les ocurriría de llevarse a cabo la Independencia o Segregación de Cataluña.
Se les ha repetido por activa y por pasiva, tanto desde el Gobierno español, como desde Bruselas los organismos de la Unión Europea, que no es ni legal ni políticamente posible un Estado Catalán fuera de España y dentro de la Unión Europea, pero eso ni quieren oírlo ni aceptarlo en el Gobierno de Cataluña, sin darse cuenta de que si ellos reivindican su derecho a decidir, los demás también disponen del mismo derecho a decidir no quererles en sus instituciones.
El capital es miedoso y cobarde y precisamente por eso el Empresariado Catalán calla y espera que el trabajo se lo hagan los políticos europeos y españoles.
Me pregunto yo el tiempo que tardaría Cataluña en poder sustituir convenientemente el mercado del resto de España y de Europa que representan un elevadísimo porcentaje para la venta y distribución de sus productos industriales catalanes.
¿Cuántos años y con cuanto esfuerzo y sacrificio tardarían en poder equilibrar sus capacidades de producción y venta?
¿Se han parado a pensar que al no estar en la Unión Europea, sus productos para entrar en esos países, estarían sujetos a pagar aranceles de importación en los países de destino, perdiendo gran parte de su competitividad?
¿Cuántas empresas tendrían que cerrarse y desaparecer, y en que medida las que pudieran sobrevivir tendrían que aligerar sus plantillas para poder hacerlo?
¿Cuántos cientos de miles de parados adicionales iban a nacer en Cataluña, en unos meses, además de los muchos ya existentes?
Para mi, que el insensato de Mas y sus acólitos saben muy bien que nunca van a ser independientes, y ni siquiera lo quieren, pero en la medida en la que quejándose, Rajoy les vaya llenando las arcas catalanas, o sus bolsillos personales y pagando sus deudas ‘seguirán pidiendo pan y llamándonos tontos, al resto de los españoles’.
Y Rajoy, sin enterarse.