Araceli Peris. Senadora del PP por Castellón.
En Estados Unidos han vuelto a sufrir una de las mayores catástrofes que de forma constante vienen padeciendo: un joven descarga su incapcacidad en forma de disparos contra otros seres humanos matando en este caso a más de veinte personas, en su mayoría niñ@s muy pequeños.
En una sociedad, la estadounidense como en cualquier otra, esta es una de las mayores tragedias que se pueden ver hoy en día.
Ante hechos tan dramáticos, en un país como el nuestro, lo habitual sería seguir la senda de la violencia y empezar un cruce de acusaciones políticas entre los partidos, sobre quién es el responsable de una legislación tan permisiva con las armas de fuego que hace posible que un joven de veinte años tenga a su disposición un tipo de arma con una capacidad destructiva tan tremenda. Un joven con evidentes problemas mentales o como mínimo emocionales, que no tiene en su mente, ni en su corazón la capacidad de dar valor a la vida de niños inocentes, ni al dolor ajeno; como decía, lo habitual sería cruzar acusaciones sobre responsabilidades políticas.
En Estados Unidos, por el contrario, las familias están sufriendo su duelo, un duelo infinito y los partidos políticos se están centrando en poner sobre la mesa un debate recurrente y en intentar no ir a ningún extremo: ni seguir con una legislación que cada día tiene más muestras de ser demasiado permisiva, ni prohibir de repente la tenencia y uso de cualquier arma, algo que allí es considerado un derecho fundamental por estar incluido en su Carta Magna.
Lo más destacable, desde mi opinión, es que cuando en un país, el pueblo se enfrenta a un grave problema, que afecta a muchísimas personas de formas muy diversas y hay que adoptar posiciones y soluciones al mismo, es positivo el intercambio de opiniones, el debate, pero constructivo, sin buscar culpables porque esto no soluciona nada, sino buscando, desde el principio y hasta el final resolver la cuestión.
Al margen de acusaciones, el pueblo americano es consciente que algo debe cambiar, respetando lo que ellos entienden como parte de su cultura y tradiciones, incluso derechos; algo debe cambiar a fin de que este tipo de hechos no suceda con tanta frecuencia, en parte por la facilidad con que cualquier persona accede a armas tan destructivas.
Nadie sabemos cómo finalizará el proceso que se ha iniciado pero es importante que el debate esté en la calle y en el legislativo, que juntos, no enfrentados, ni el pueblo con los políticos, ni los partidos políticos entre ellos, busquen la mejor opción para frenar a los que no tienen conciencia.
Lleguen a la conclusión que lleguen habrán dado una lección de unión y de futuro como país y como pueblo, que a más de uno habrá sorprendido por ser Estados Unidos.
No pocos ejemplos tenemos aquí de situaciones, que han sacudido las conciencias de la opinión pública y en las que las acusaciones han volado de unos a otros, tal vez Estados Unidos no sea el mejor ejemplo en muchos de los aspectos de su cultura pero en cómo están tratando este hecho quizá deberíamos aprender todos un poco en esta España nuestra, en esta Europa nuestra.