Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
Por lo visto el rey Arturo y sus caballeretes, siguen tensando la cuerda y buscando la forma de humillar a las Instituciones del Estado Español, y en este caso a la primera de ellas, la Corona.
Una televisión pública, que genera un déficit anual que supera los 200 millones de euros, y que son pagados con los impuestos de todos los españoles, ya que el déficit público catalán es cubierto por el Estado, no ha transmitido el Mensaje Navideño de su Majestad el Rey de España el día de Nochebuena.
Curiosamente ese ente público catalán que es TV3 “improvisa una huelga de una hora”, que casualmente coincide con el horario de emisión del mensaje real, y aquí no pasa nada.
Por mucho que quieran convencerme de que el Gobierno de la Generalidad no ha tenido nada que ver, y ha sido un tema de orden laboral o sindical, eso no hay quien se lo crea.
El rey Arturo, un monarca sin corona ni vergüenza, decide con sus caballeros de CiU y ERC, lanzar otro órdago evidente, y esta vez no sólo al Gobierno español, sino a la Casa Real, y aquí no ocurre nada.
La actitud pusilánime del Gobierno y de la Corona en éste caso, nos sorprende una vez más a muchos españoles, que no acertamos a comprender la impunidad ante tantos actos intolerables y el poco respeto a las instituciones del Estado por parte de esos delincuentes que gobiernan en Cataluña.
Da la impresión de que esa gentuza, está buscando desde hace tiempo una reacción del Gobierno, para convertirles en mártires de la Patria Catalana.
Y eso no nos debe preocupar a los españoles, sino que lo que hay que hacer es aplicar estrictamente las Leyes Constitucionales, y de acuerdo con sus preceptos, proceder en contra de quienes las contravengan o vulneren de cualquier modo.
Maciá ya vivió una situación similar hace algo más de tres cuartos de siglo, y la República Española supo responderle como se merecía aquel líder de ERC, que en aquellos momentos gobernaba en Cataluña.
Al actual Gobierno de la Monarquía española, como al anterior, los independentistas catalanes, les tienen tomada la medida y les humillan, avergüenzan y torean un día si y otro también, sin querer cortar por lo sano, y solucionar el problema de una vez por todas.
Y entre tanto, Arturito, ese monarca de juguete de un Estado que nunca existió sigue poniendo la llama cerca del depósito de combustible, para ver si consigue que explote.
Hay que quitarle el mechero, separarle del depósito, y a ser posible desterrarle de suelo español (y Cataluña es España) o encarcelarle si así procede, para que sirva de ejemplo a generaciones futuras.
Habla como un adalid de la libertad, cuando en realidad solo quiere que se respete la suya y la de sus conciudadanos, ignorando o queriendo ignorar radicalmente la del resto de los españoles, en un problema que afecta a la unidad de España, y por lo tanto a todos los españoles.
Así que habrá que seguir esperando a que Rajoy considere que ha llegado el momento de actuar con contundencia.