Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
En las últimas semanas, a través de mis reflexiones en este periódico, he podido transmitir mi preocupación por los recortes en la Ley de Dependencia y en el desmantelamiento de servicios sociales esenciales, por la mala gestión económica del PP, y también sobre la reforma que pretende el PP de la Administración Local. Y he podido comprobar que es una preocupación compartida y que no tiene, en absoluto, sesgo partidista.
Por ello, quiero hacer mías las reflexiones de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales que, en un análisis profundo del Anteproyecto presentado por el Gobierno, han mostrado su preocupación, que también hago mía. Pero este es un tema en el que hay que insistir, por la gravedad de sus consecuencias. Por ello transcribo en este artículo sus reflexiones, hechas desde la realidad más cercana, por acertadas y por compartidas.
El municipalismo es una de las señas de identidad del Sistema Público de los Servicios Sociales, por lo que tiene de cercanía y proximidad a la expresión de las necesidades sociales de los ciudadanos, y por lo que las comunidades locales y de barrio tienen de ámbito básico de la intervención comunitaria que les son consustanciales.
La reforma de la ley que pretende el Gobierno, viene a aumentar la distancia y a profundizar la brecha que se está abriendo entre la política y l@s ciudadan@s. Los Ayuntamientos, representantes de la comunidad de vecinos del territorio más próximo, dejan de poder intervenir en ninguna de las áreas de actuación que les permitiría construir comunidad pública y común. Y esto es muy grave para la prestación de los servicios sociales. Estamos hablando de unos servicios que tienen la proximidad como seña de identidad, como ámbito ineludible en su acción, fuera del cual, es donde se vuelven ineficientes e ineficaces.
No hay mayor deterioro en estos servicios que el que se produce por la estandarización de los mismos, por su administración mecánica, repetitiva, burocratizada y asistencialista que es la única posible si se hace desde el alejamiento del entorno más cercano al ciudadano. Y esto se agudiza, si hablamos del mundo rural. Con el peligro de la desvertebración del territorio y la ruptura de la cohesión social.
Justo lo que pretende el PP, que aprovecha la crisis para atacar, desde todos los frentes, el Estado del Bienestar, con esta cruzada ideológica que ha emprendido y que quiere borrar de un plumazo todo el trabajo y el esfuerzo de los últimos 25 años en servicios públicos básicos que inciden en la realidad cotidiana de las personas.
Gracias a la Asociación por su trabajo y por su análisis. Aprovecho el titulo de su documento para este artículo.
