La terapeuta ocupacional Mar Peiró es una de las impulsoras de esta iniciativa puesta en marcha durante la pandemia
S. Barberá/Castellón Información
Los 93 vecinos residentes en Villanueva de Viver, una pequeña localidad situada en la comarca castellonense del Alto Palancia, forman parte de un proyecto pionero desarrollado por el ayuntamiento para evitar la despoblación.
Bajo el nombre de ‘Quiero vivir en mi pueblo’ el proyecto se puso en marcha el pasado año con la voluntad de ofrecer a las personas mayores de Villanueva todos aquellos apoyos necesarios para poder seguir viviendo en el pueblo. Durante el periodo de confinamiento por la pandemia por la Covid-19, se desarrollaron diferentes líneas de acción para dar respuesta a las necesidades detectadas.
Para llevarlo adelante se crearon distintos consejos sectoriales que trabajan por conseguir que Villanueva de Viver sea “un pueblo digital, sostenible, ecológico, moderno, conectado, vanguardista, emprendedor, respetuoso, avanzado y un lugar donde nos gustaría vivir”. Para llevar adelante este proyecto se ha publicado una guía de servicios para los vecinos con el objetivo de que conozcan todas las actividades que se realizan en la localidad.
Una de las personas que impulsaron este proyecto es la terapeuta ocupación Mar Peiró, nacida en Barcelona pero con arraigo familiar en Villanueva de Viver. La idea de Peiró a la hora de poner en marcha el proyecto ha sido siempre “reunir a gente que era de la localidad, bien por sus raíces o que tuvieran una vinculación con la misma, para que no muriera el pueblo, con la idea de que aportarán su valor”. En palabras de la terapeuta “se trata de una prueba piloto extrapolable a otros municipios pequeños de la provincia de Castellón”.
Entre los servicios que se han ido poniendo en marcha para evitar la despoblación, Peiró destaca los servicios a los mayores que necesitaban compra a domicilio, además de mascarillas, medicamentos y otras necesidades básicas, todo ello para que no tuvieran que salir de casa durante los meses más duros de la pandemia el año pasado.
En cuanto a los diferentes consejos sectoriales que se han ido trabajando se encuentran el de la naturaleza donde se han ido recuperando senderos señalizando rutas saludables para explicar la gran tradición maderera y cazadora del municipio.
Respecto al consejo de patrimonio, el trabajo ha consistido en mejorar las comunicaciones incorporando la fibra óptica, que no disponían, y que ha propiciado que nuevos vecinos se hayan instalado en la localidad para teletrabajar. En este apartado también se trabaja en la recuperación de la memoria de los mayores, a través de recetas tradicionales y se ha adquirido una casa tienda para hacer un museo etnográfico.
En infraestructura y fomento se ha posibilitado darle uso a diferentes infraestructuras del pueblo como un pabellón dotándolo de numerosas actividades durante todo el año.
Por último, el consejo de medio de vida reúne los recursos de todos los anteriores y destaca el servicio de ‘menjar a casa’ en el que se elabora la comida para gente de la localidad desde el bar municipal.
Para Peiró “es muy difícil encontrar a personas que quieran venir a trabajar a los pueblos porque cuando yo dije que me venía aquí, me decían ‘te aburrirás’, pero es que no me da tiempo. Yo acabo de trabajar y luego me voy al huerto que tengo, también he recuperado las charlas con los vecinos, si quieres no paras”. Y agrega “existe el mito de que en el pueblo no se hace nada, pero no es cierto”.
El proyecto seguirá en marcha durante el presente mandato de la actual alcaldesa, aunque de alguna manera ya empezó a gestarse con el anterior alcalde, pero la idea es continuar con estas actividades para evitar que la gente se vaya yendo de estos pequeños municipios de la provincia de Castellón y por ello es tan necesaria esta dinamización a través de numerosas actividades de todo tipo.
