Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del Ayuntamiento de Castellón.
En materia sucesoria y en términos jurídicos todos sabemos qué es una herencia o un legado. En esos mismos términos, todos alcanzamos a conocer lo que supone ser heredero. Y todos sabemos también que no hay herencia sin causante. "Causante" es también un término puramente jurídico del derecho sucesorio, para referirse al que ha fallecido y con el hecho mismo de su fallecimiento transmite su patrimonio, sus bienes pero también sus deudas, a sus sucesores o causahabientes.
Pues bien, hoy hablaré de los causantes. Concretamente hablaré de los causantes que han transmitido, por dos veces ya en la historia reciente de España, su herencia socialista de miseria y destrucción a gobernantes del Partido Popular. En el último de los herederos, Mariano Rajoy, hoy España entera tiene puesta su mirada esperando de él un milagro con el que transforme en abundancia la ruina heredada, y que lo haga en tiempo record. Yo estoy convencido de que lo logrará, no con milagros desde luego, pero sí mediante las duras y traumáticas medidas que desde el momento mismo en que llegó al gobierno hace ahora un año, está adoptando con dolor y, sin embargo, firmeza.
Comprobará el lector que donde digo "causantes", podría decir perfectamente "culpables". Porque eso es lo que son González y Zapatero: culpables.
Felipe González es culpable del desempleo en que dejó a España, en dramáticos niveles desconocidos hasta entonces y con la caja de la Seguridad Social totalmente quebrada; culpable de permitir un régimen de corrupción generalizada, con escándalos como Rumasa, Juan Guerra, Filesa, Ibercorp, Cruz Roja, Luis Roldán...; culpable de tolerar unos crímenes de Estado que terminaron con su Ministro de Interior y su Secretario de Estado en prisión; culpable de afianzar las desmadradas reivindicaciones autonómicas de vascos y catalanes con concesiones inaceptables a los nacionalistas para seguir aferrado al poder cuando se vio en minoría.
Y pese a tan triste y dura herencia, el heredero Aznar recuperó y sacó adelante al país.
Zapatero es culpable de negarse a aceptar la crisis incluso cuando ya nos comía el tuétano y de dilatar unas medidas que, si las hubiera tomado él en el momento en que había que hacerlo, no estaríamos ahora sufriendo los duros e inevitables sacrificios impuestos por el actual gobierno; es culpable de falsear los datos contables y ocultar un déficit de más de 25.000 millones de euros (traten de convertirlo a pesetas y verán la magnitud de la herencia de miseria que dejó); culpable de disparar el gasto público e incrementar el déficit hasta niveles demenciales, lo que ha provocado ya la ruina de las expectativas de una generación entera de españoles; es culpable de dar innecesariamente alas al separatismo catalán con su ridículo y sorprendente posicionamiento ante un nuevo Estatut que no reclamaban los catalanes, y con una política frente a Eta y sus secuaces que allanó el camino a los independentistas y fracturó la unidad antiterrorista, enfrentando incluso a las víctimas; es culpable de reabrir insensatamente vieja heridas ya cerradas en la sociedad española en pleno siglo XXI, con el sectarismo de su "memoria histórica".
Creo que debemos mantener fresca la memoria. Creo que no podemos olvidar. Creo que cada vez que el cuerpo nos pida salir a la calle a plantar cara al heredero Rajoy por las decisiones que está tomando para gestionar el legado recibido y que nadie quisiéramos tener que tomar, deberiamos todos contar hasta cien, respirar profundamente, enfriar la cabeza y utilizarla para ser justos y dirigir los reproches y las exigencias de responsabilidades por los sufrimientos y sacrificios de hoy, no al heredero, sino a los causantes de la herencia. De ese pasado reciente que queremos olvidar y no podemos, ellos, los causantes, son...¡CULPABLES!.
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