El próximo día 4 de mayo celebraremos el Centenario de la coronación de la
imagen de Nuestra Señora la Virgen de Lledó, Patrona de Castellón. Durante todo un
Año Jubilar nos venimos preparando para esta efeméride y los últimos días lo hemos
hecho con la visita de la imagen de la Virgen a todas las parroquias de la Ciudad y otras
instituciones. Su acogida numerosa muestra que la devoción a la Mare de Déu del Lledó
sigue muy viva entre nosotros. No queremos que el Centenario se quede en el recuerdo
de un hecho del pasado, sino que con este motivo se intensifique nuestra devoción a la
Virgen de Lledó, para que, llevados de su mano, nos encontremos con Jesús, su Hijo, y
se avive nuestra fe y vida cristiana personal y comunitaria.
Recordemos el significado de la coronación de la imagen de la Virgen. Con este
gesto proclamamos a la Virgen Maria como nuestra Reina. Reconocemos así que la
Virgen es la Madre de Cristo Jesús, el Rey mesiánico, cuyo reino no tendrá fin. A María
la proclamamos Reina, porque, ella fue unida íntimamente a Cristo y asociada a su obra
redentora, y nos lleva a la fuente de la Gracia. Y la aclamamos Reina, porque ya
participa plenamente de la gloria de su Hijo en cuerpo y alma en el cielo: ella ha
recibido la corona de gloria que no se marchita, y se ha convertido en esperanza nuestra.
No deberíamos separar nunca a la Virgen María de su Hijo. Su grandeza y
realeza radican en ser la criatura agraciada y elegida por Dios para ser Madre de su Hijo
único, el Mesías y Rey. María nos da y nos lleva en todo momento a Cristo vivo. Ella es
la Madre de Dios y nuestra Madre. Como buena Madre acompaña con su protección
maternal a los creyentes de todos los tiempos en nuestro peregrinaje por los caminos de
la historia hacia la casa del Padre. Generación tras generación, los creyentes
experimentamos su cercanía y protección maternal; por ello la invocamos con
confianza, la llamamos bendita entre todas las mujeres y la proclamamos Reina.
Al hacerlo le pedimos y queremos que reine en nuestro corazón, en nuestras
familias, en nuestras comunidades parroquiales y en nuestra Ciudad de Castellón. Ella
nos invita a volver nuestra mirada a Dios, a su Hijo Jesucristo, el Salvador de todos los
hombres, el único que tiene palabras de vida eterna: Cristo Jesús, el Señor resucitado, es
nuestra Esperanza. Acudimos a María porque ella alumbra nuestro camino terrenal
hacia la casa del Padre, como modelo de fe, de esperanza y de caridad. Todo su gozo
está en darnos y llevarnos a Jesús para que nos dejemos encontrar, amar, sanar, curar y
salvar por Él. Como la Virgen María abramos de par en par nuestro corazón a Cristo
Jesús.
En el Centenario de la coronación de Mare de Déu de Lledó
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