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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:57

Por primera vez un ciego con perro guía participa en la peregrinación a Lourdes desde Castellón

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Formaba parte de la expedición de casi 500 personas de la Hospitalidad Diocesana de la Diócesis Segorbe-Castellón

Los peregrinos de Hospitalidad Diocesana, que dependen de la Diócesis Segorbe Castellón regresaban ayer de su viaje a Lourdes, donde han permanecido entre los días 28 y 30 del mes de junio. Diez autobuses, casi 500 personas y, entre ellos, por primera vez un ciego, Vicente Galiana con su perro guía. Es la primera vez que un perro guía participa en esta peregrinación.

Vicente Galiana es ciego. Para poder manejarse y vivir con plena integración social tiene a su lado un perro guía de la Once, adiestrado y educado para ser los ojos de su dueño y garantizar su seguridad en todo momento.

Que enfermos ciegos y fieles acudan a Lourdes en peregrinación, no es una novedad. Pero que un ciego con su perro guía se integre en ella, como uno más, sí que lo es, y además ha causado la sensación de todos cuantos han formado la expedición.

La peregrinación formaba parte de Hospitalidad Diocesana, de la Diócesis de Segorbe Castellón. En total se fletaron diez autobuses para trasladar a casi 500 personas. Entre ellos estaba el obispo de la Diócesis Casimiro López Llorente.

Uno de los autobuses iba totalmente medicalizado para el transporte de enfermos y personas encamadas. El resto transportaba fieles, voluntarios, médicos, enfermeros

Vicente Galiana viajó con su mujer, que también tiene un alto grado de discapacidad visual y su perro guía en un autobús ‘normal’ junto con fieles y voluntarios.

Porque Vicente no estaba enfermo. Hay una diferencia entre enfermedad y discapacidad. De esta forma, recibió todas las atenciones necesarias, pero pudo alojarse con su mujer en un hotel y participar de todas las actividades que se habían organizado, y no en el hospital donde residieron los enfermos.

La estrella de esta expedición ha sido, sin duda, el perro guía de Vicente: Preston. Un labrador de color negro, que obedece las instrucciones de su dueño y lo ayuda a ‘sentirse libre’, uno más de la expedición… Porque Preston no es una mascota, es un compañero y, por su adiestramiento, ni ladraba, ni molestaba ni dificultaba la peregrinación del resto de los fieles. Es más, el perro pasó sus más de diez horas sin una sola protesta, en el autobús, y después, como un peregrino más, participó en todos los actos que se habían organizado para este encuentro.

A Lourdes no solo acudieron los fieles de Castellón, sino muchas otras diócesis tanto de España como de otros lugares.

La experiencia ha sido impresionante para Vicente y su mujer. Lo que más les llamó la atención fue el grado de solidaridad, la atención personal, la organización que no dejaba nada al azar. Una experiencia ‘de 10’.

Todo, cada uno de los detalles, la disposición de las personas, médicos, enfermeros, voluntarios y su atención continua con los enfermos que se movilizaban en sillas de ruedas dotadas con una capota para protegerlos de frío y de la lluvia.

Vicente Galiana recordaba que: "El culpable de nosotros fuéramos a Lourdes, yo, con el perro guía, con Preston, fue Ramón Torres, uno de los responsables de la organización. Él se empeñó en que pudiéramos hacerlo, de que contáramos con suficientes asientos para poder ir nosotros con el perro, y de convoyar a toda la expedición. Cuando alguien le decía 'Es que a mi me dan miedo los perros'... él, sin problemas, pues vas a otro autobús. Nos ayudó en todo, nos atendió e incluso nos hizo de guía".

En el autobús donde viajaba Vicente todo el mundo preguntaba sobre el perro, se acercaban, lo acariciaban y el animal los seguía con la mirada sin decir ni guau.

Lo mismo sucedió en Lourdes, un perro guía fue la mayor novedad de todos cuantos se concentraron. Y también allí, desde el obispo, hasta los compañeros de expedición y los integrantes de otras diócesis quedaban entusiasmados con el comportamiento del perro guía y solicitaban permiso a Vicente para acercarse y proporcionarle unas caricias.

No faltaron los ‘graciosos’ que cuando vieron a Vicente Galiana con su perro, acompañado por el obispo Casimiro López Llorente hacían el chiste fácil: “Casi miro y el que no ve”. ¡Bueno!, gajes del oficio.

De los actos más emotivos, para Vicente Galiana, el ‘Gesto de la Roca’ junto al Altar San Pascual- Explanada y el paso por la Gruta. Es el lugar donde tradicionalmente los enfermos acudían para ser bendecidos con las aguas milagrosas. En el Caso de Vicente y su mujer, Úrsula, recibieron también una bendición especial como matrimonio, y luego, también bendijeron a Preston.

Otro momento muy señalado fue el ‘Gesto de la luz’ y la procesión de las antorchas.

La expedición había partido de Castellón el 27 de junio y retornó ayer, 1 de julio. Vicente Galiana y su mujer han vuelto impresionados y agradecidos por la enorme categoría humana de todos los integrantes.