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Las temperaturas anormalmente altas que se han registrado en la Comunitat Valenciana durante este mes de mayo están teniendo consecuencias negativas para la evolución de casi todos los cultivos, entre ellos el de los cítricos, donde la incidencia del excesivo calor se ha traducido ya en graves problemas de cuajado de los frutos. El estrés hídrico que sufre el arbolado complica sobremanera el desarrollo fisiológico de la planta e impide que el proceso de cuajado se desarrolle con normalidad, de tal manera que los árboles reaccionan ante esta situación límite desprendiéndose de una cantidad de frutos –que en esta época del año aún se encuentran en una fase muy incipiente– exageradamente alta.
La denominada “escombrà” en medios agrarios valencianos es el comportamiento habitual del arbolado cuando, al no poder cuajar en frutos todas las flores, deja caer una proporción de los mismos para permitir a los que sí conserva crecer adecuadamente. Este año, sin embargo, y a raíz del efecto de las elevadas temperaturas sobre su evolución, el fenómeno de la “escombrà” está alcanzando unas proporciones desmesuradas.
Los servicios técnicos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) constatan que se está produciendo una caída masiva de esos cítricos de pequeño tamaño que estaban llamados a formar parte de la cosecha de la futura campaña citrícola, con lo cual el volumen de producción de la nueva temporada citrícola va a sufrir un descenso significativo. En estos momentos resulta todavía prematuro efectuar una estimación cuantitativa al respecto porque es preciso analizar la evolución de los árboles durante las próximas semanas, si bien en algunas zonas y en determinadas variedades puede llegar a perderse hasta el 80% de la cosecha.
Las mandarinas tempranas en su conjunto, y sobre todo las variedades Marisol, Clemenrubí o Oronules, así como las del grupo Satsuma, van a registrar un severo descenso en sus respectivas producciones como consecuencia directa de los efectos que sobre el cuajado de los frutos está teniendo la ola de calor.
Tal circunstancia supone un durísimo golpe para los miles de afectados por esta situación, ya que el sistema de seguros sólo ofrece cobertura para esta incidencia climática, en el caso de los cítricos, a partir del 1 de agosto. Así las cosas, y ante la gravedad del problema, AVA-ASAJA reclama a Enesa –la entidad estatal que regula los seguros agrarios– que amplíe el período de contratación para esta anomalía climática dentro de su oferta aseguradora.
“Ahora bien –apunta el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado– como actualmente los citricultores no disponen de la opción de contratar un seguro que cubra esta caída generalizada de frutos que se está produciendo resulta imprescindible que las administraciones se impliquen en la solución del problema y pongan en marcha ayudas o medidas compensatorias, bien a través de alguna línea especial, bien a través de mejoras fiscales, bien mediante el desarrollo del reciente decreto sobre la sequía y cuyo contenido resulta completamente insuficiente para atender las necesidades del sector”.
Además, los cítricos no son el único cultivo que está sufriendo las nefastas repercusiones de las elevadas temperaturas del mes de mayo en la Comunitat Valenciana. También en caquis y viña se aprecian problemas de cuajado, al tiempo que se detectan daños importantes en cultivos herbáceos de secano. En el caso del caqui el período de cobertura para esta circunstancia se abre a partir del 1 de julio, de tal manera que los frutos afectados hasta el momento tampoco pueden acogerse al seguro, mientras que en el resto de cultivos mencionados este riesgo climático sí que está cubierto.