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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Vithas alerta que poner elementos en la boca durante una crisis epiléptica es un error

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Lo más importante es evitar que la persona se dañe, especialmente la cabeza

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Durante siglos, el desconocimiento en el origen de los ataques epilépticos y lo alarmante que puede resultar ser testigo de uno de ellos, llevó a prácticas poco recomendables en torno a cómo tratar la enfermedad y cómo reaccionar cuando se presencia una crisis. Y así, durante décadas hubo la falsa creencia de que era conveniente, por ejemplo, introducir algún elemento en la boca de la víctima para evitar que se mordiera la lengua. Hoy se sabe que precisamente la boca de una persona que sufre una crisis epiléptica no debe tocarse y que hay que poner el foco en que no se dañe, especialmente la cabeza.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que hay alrededor de 700.000 casos de epilepsia en nuestro país y cerca del 80 por ciento de las personas que la padecen no tiene problemas para controlarlas, siempre que estén debidamente tratadas, de ahí la necesidad de diagnosticarlos cuanto antes, subraya el director de investigación del servicio de neurorrehabilitación Vithas NeuroRHB Dr. Enrique Noé

Y como la epilepsia no sabe de edad y puede suceder en cualquier momento, el Dr. Noé considera importante que todo el mundo tenga en cuenta lo que se debe hacer durante una crisis y después de que ésta suceda.

Durante la crisis:

1) Mantener la calma, no asustarse
2) No intentar sujetar al paciente, tan solo evitar que se haga daño, especialmente en la cabeza (por las consecuencias que puede tener un traumatismo craneoencefálico)
3) No intentar reanimar al paciente ni hacerle la respiración artificial
4) No darle NADA por la boca
5) Observar todo lo que ocurre durante la crisis

Después de la crisis:

1) Mantener la calma y trata de calmar a la persona que ha tenido la crisis
2) Por lo general, no es necesario llevar a la persona a un Servicio de Urgencias salvo que sea la primera vez que ha tenido una crisis, haya sido prolongada en el tiempo, la persona no presente una recuperación completa, haya habido un traumatismo importante o la persona esté embarazada o sea un paciente de riesgo.
3) Consultar con un neurólogo por si precisa reajuste de tratamiento

Epilepsia e ictus

Aproximadamente el 10% de los pacientes que han sufrido un ictus presentará una crisis epiléptica, especialmente en las primeras semanas, lo que supone cerca de 12.000 personas al año, solo en España. De hecho, apunta el Dr. Enrique Noé, los ictus son la causa más frecuente de epilepsia sintomática o secundaria, es decir, aquella en la que existe una lesión cerebral conocida causante de las crisis.

Según Noé, entre los factores de riesgo que se han relacionado con la aparición de crisis en personas que han sufrido un ictus destacan: la extensión y la localización de la lesión demostrada en pruebas de neuroimagen y el tipo de ictus, siendo más frecuentes en el caso de lesiones hemorrágicas.

En el caso de los ictus, señala el director de investigación de Vithas NeuroRHB, las crisis precoces son las que ocurren en las dos primeras semanas tras el ictus, aunque algunos estudios extienden este periodo hasta un mes después de la lesión cerebral. La mayoría de estas crisis precoces se presentarán en las primeras 24-48 horas.

Las crisis que aparecen después de este periodo se denominan tardías, subraya el neurólogo de Vithas. La mayoría de las crisis tardías post-ictus ocurren entre los 6 y los 12 meses posteriores al accidente y tienen un riesgo de recurrencia muy alto, de hasta un 90%. Esta cifra destaca frente al 20-30% de recurrencia en los pacientes que experimentan una crisis precoz.

Estos datos explican el diferente abordaje terapéutico en casos de crisis precoces y tardías. El tratamiento en caso de crisis precoces debe evaluarse individualmente en función de los riesgos específicos. Sin embargo, en el caso de crisis tardías, dada su alta probabilidad de recurrencia, el inicio de tratamiento suele ser inmediato.