Casimiro López. Obispo de Segorbe-Castellón.
El día 29 de junio, celebramos la festividad de San Pedro y San Pablo. En el grupo de los Apóstoles, Pedro tiene por voluntad expresa de Jesús un puesto especial, Jesucristo lo eligió y lo puso a la cabeza de los Doce, sobre el que él fundó su Iglesia, y le confió la misión de ser el apoyo firme de la fe y de la vida de sus discípulos. Pedro presidía la vida y las tareas de los Doce. Es el fundamento y la roca firme de la fe de todos los creyentes: él es la piedra sobre la que Jesús construye su Iglesia, el fundamento de la unidad en la fe y vida de toda la comunidad de todos los creyentes.
Después de anunciar el Evangelio en Jerusalén, Pedro marcha a Antioquia y poco más tarde a Roma, donde en tiempo del emperador Nerón sufrió el martirio. Será el primer Obispo de Roma. Hay testimonios muy antiguos de que los Obispos de todo el mundo se sentían vinculados a la tradición cristiana de Roma. La huella de Pedro ha dado a la Iglesia romana el papel de ser referencia para todas las demás Iglesiasdiocesanas, garantía de la autenticidad y de la unidad católica de la fe.
Como Obispo de Roma, el Papa es el sucesor de Pedro; en él se perpetúa el ministerio petrino. El Papa garantiza así la unidad en la fe de todos los Obispos, de todas las Iglesias diocesanas y de todos los fieles. Los católicos sabemos que nos encontramos dentro de la corriente viva de la fe de los Apóstoles, que arranca del mismo Cristo, si estamos en comunión con la persona del sucesor de Pedro y susenseñanzas. Esta es la garantía para saber que nuestra fe es auténtica, que somos verdaderos discípulos de Jesús. Nuestra fe ha de ser personal, sí; pero también eclesial, apostólica y en comunión afectiva y efectiva con el Papa.
En la fiesta de San Pedro tengamos un recuerdo muy especial para el PapaFrancisco en nuestra oración personal y comunitaria. Demos gracias a Dios por el don de su persona y de su ministerio. Crezcamos en nuestra adhesión personal e inquebrantable al Papa. Necesitamos del Papa y él necesita de nosotros, de nuestra oración y apoyo filial y gozoso. Para ejercer el ministerio en favor de toda la Iglesia también necesita de nuestra ayuda económica y generosa y verdadera, para poderatender con solicitud amorosa a los fieles e iglesias diocesanas necesitadas.
Que Dios nos guarde al Papa Francisco. Dios nos ha dado un gran testigo de esperanza y caridad evangélica, un incansable defensor de todo hombre, de los más débiles, inocentes e indefensos, y un gran promotor del cuidado de toda la creación.
Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón